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ARTES&LETRAS DE CASTILLA-LA MANCHA

La casa de Lope de Vega en Toledo

La descripción que hace Lope de su casa de Toledo (tan alta «que me ha hecho pensar que desde aquí con menos trabajo se puede llegar al cielo») y un antiguo documento publicado por el investigador Francisco de Borja San Román, conducen al autor de este artículo a formular la hipótesis de que Lope de Vega pudo habitar en una de las casas cuyas ventanas se sitúan en el callejón del Alcahoz

La casa de Lope de Vega en Toledo M. CALVO

por mariano calvo

Dos son las casas de las que se tiene constancia que fueron habitadas por Lope de Vega en Toledo . La primera de ellas se hallaba en la calle de la Sierpe , pero, aunque existe el contrato de alquiler, por desgracia el documento no especifica su ubicación precisa . Sabemos, eso sí, que allí habitó Lope durante un año, de 1590 a 1591, junto con su primera mujer, Isabel de Urbina, en lo que parece que fue una de las etapas más felices de su vida.

La segunda casa habitada por Lope en Toledo de la que se tiene noticia se ubicaba en el barrio de San Justo , y en ella residió seis años junto con su segunda mujer, Juana Guardo, de 1604 a 1610. Tampoco de esta casa se conoce la ubicación precisa , pero hay indicios, según veremos, para suponer que tenía su entrada en el callejón de Juan Guas y vistas sobre el callejón del Alcahoz . Como son dos las casas del callejón de Juan Guas que al mismo tiempo poseen vistas al callejón del Alcahoz, las que en la actualidad llevan el nº 2 y el nº 4, es razonable pensar que en una de estas dos casas habitó Lope de Vega.

EN BUSCA DE LA CASA DE LOPE EN SAN JUSTO

Desde que, a principios del siglo XX , Francisco de Borja San Román encontró en el Archivo de Protocolos de Toledo el contrato de alquiler por el que Lope de Vega tomaba en arrendamiento una casa en el «callejón del barrio de san Jiuste», se generalizó la creencia de que la casa en la que residió el genio debía de ubicarse en el actual callejón de San Justo , esa estrecha vía que desde la Plaza de San Justo bordea la torre parroquial hasta desembocar en el antiguo convento de San Juan de la Penitencia, hoy sede de la Fundación Ortega y Gasset.

El investigador había anotado entre paréntesis, junto al nombre del callejón del barrio de San Justo, la indicación: «(hoy calle de Juan Guas)». Pero el aviso quedaba eclipsado por el que parecía un mejor y más poderoso indicio: un terceto perteneciente a una epístola de Lope dirigida al doctor Angulo, donde puede leerse:

«Mil años guarde Dios la Peralera

Que a no haber sacristanes en San Justo

Nunca Madrid en su rincón me viera».

La interpretación general era que Lope confesaba en clave de humor que se disponía a abandonar Toledo debido a que el sacristán de San Justo le incomodaba con sus continuos toques de campana, de lo cual se podía inferir a su vez la proximidad de la casa de Lope a la torre de San Justo. Y ningunas más próximas que las del callejón de San Justo, situado exactamente debajo de la torre.

Por otro lado, existe un documento aportado por San Román, de fecha 10 de agosto de 1604, en el que se dice que la casa había sido alquilada a un tal Gaspar de Vargas. Habría bastado con hallar en los archivos algún documento significativo de este Gaspar de Vargas para haber podido situar la casa en cuestión. Pero hasta el momento no me ha sido posible dar con ningún documento sobre este personaje, que al parecer formaba parte de la tropa de autores de teatro que rodeaban a Lope.

Sin embargo, en una carta que Lope escribe en Toledo se anota una frase que resulta esclarecedora en lo que respecta a la localización de la casa de Lope en el barrio de San Justo. En ella alude a su casa toledana diciendo que era tan alta “que me ha hecho pensar que desde aquí con menos trabajo se puede llegar al cielo”.

UNA CASA DE GRAN ALTURA

Se trataba, pues, de buscar una casa de elevada altura, empezando por el callejón de San Justo, que además resultase próxima a la iglesia . Pero en el callejón de San Justo no existe ninguna que pudiera justificar la hipérbole de Lope.

Quedaba entonces por investigar el cercano callejón de Juan Guas . A primera vista, tampoco las casas del callejón de Juan Guas poseían la altura suficiente para explicar la descripción hiperbólica de Lope . De hecho, las casas de esta calle eran más bajas incluso que las del callejón de San Justo. No obstante, un vistazo más detenido me puso ante la evidencia de que las casas de una de las aceras de Juan Guas presentan su fachada sur sobre el callejón del Alcahoz , de modo que la planta de calle de la de Juan Guas resulta estar una o dos plantas por encima del callejón del Alcahoz. De esta circunstancia resulta que las fachadas del Alcah oz alcan zan los cuatro pisos, llegando casi a los veinte metros de altura . Así pues, la gran elevación de las ventanas superiores del callejón del Alcahoz j ustificarían sobradamente que Lope dijera que «desde aquí con menos trabajo se puede llegar al cielo» , más aún porque la topografía de las calles adyacentes configuran una honda depresión hacia la parte sur, comprendiendo la profunda vaguada de la Bajada del Barco.

Ciertamente, la visión que se alcanza desde las ventanas altas del callejón del Alcahoz se despliega a vista de pájaro sobre gran parte de la zona sur de Toledo, convirtiendo en pertinente la hipérbole de Lope sobre la altura desmesurada de su casa. Desde allí se obtiene la impresión de que nos elevamos sobre el caserío toledano como desde una celeste atalaya.

Lope debió de sentirse a gusto en esta casa que le proporcionaba una perspectiva eminente sobre el paisaje, y en un tiempo en el que le nacieron dos de sus hijos (uno de su mujer, y otro de su amante), protagonizó célebres justas literarias, participó en academias y produjo obras como El peregrino en su patria, La Jerusalén conquistada, Peribáñez y el comendador de Ocaña, entre otras. También en esta casa y a la luz de su ventana del Alcahoz debió de leer la primera parte de El Quijote, pues éste salió de la imprenta por esas fechas.

Toledo tiene un lugar de culto lopeano en las ventanas del callejón del Alcahoz, en una de las cuales se asomaba el Fénix de los Ingenios buscando inspiración mientras contemplaba la marejada de tejados sobre los que parecen zozobrar las vetustas torres y los añejos edificios de la ciudad que él sintió como suya y a la que llamó «corazón de España».

Pero si quisiéramos dar un margen a la imaginación, podríamos suponer que Lope otearía desde allí con pasión (y quién sabe si con catalejo) el barrio aledaño de San Lorenzo, en el que, según consta documentalmente, alquiló en esa época una casa para alojamiento de su amante Micaela Luján. Tratándose del ingenioso y procaz Lope, es factible sospechar que desde las altas ventanas del callejón del Alcahoz el genio lanzase sus miradas y señales a la ventana o a la terraza de su bella amante, precediendo a sus visitas clandestinas. He aquí una adenda biográfica ciertamente especulativa pero con todas las características del «se non è vero, è ben trovato».

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