La bohemia de BAR le DUC, en el Rojas

El primer acto se abrió con unos versos recitados en voz en off que nos presentaba el concepto y nos adentraba en el relato propuesto, a la vez que el telón subía y nos mostraba un escenario convertido en atelier de artista de comienzos del siglo pasado, donde no faltaba ningún detalle: caballetes, lienzos, pinturas, mesas, copas de licor, lámparas o un antiguo gramófono.

A raíz de ahí, la música entró en escena y temas como «El huracán», «A mi manera», «Es la hora exquisita» o «Taberna do Fado», interpretadas también con violín y acordeón, dejaron claras las intenciones de BAR le DUC de acercarse a la música de raíz, la que Ruiz siempre ha escuchado. Un estupendo homenaje al maestro francés Charles Aznavour a través de dos de sus grandes éxitos en español «La bohemia» y «Venecia si ti», hizo aparecer en escena a la primera invitada de la noche: Cristina Ruiz. La hermana de José Manuel derrochó voz de forma sobresaliente, haciendo vibrar sobre todo a los asistentes pertenecientes a generaciones anteriores.

Posteriormente, le tocó el turno al galés Lyndon Parish, que intervino con su Steel guitar aportando una soberbia armonía a «Melodías de otro tiempo», ya interpretada en «Tratado sobre la belleza», primer trabajo de la banda. Durante el segundo acto, tanto el pop como el rock se hicieron de notar, y tras la aparición a escena de Gustavo Muñoz, que cantó con José Manuel Ruiz el tema «No es tán fácil», que abre el disco, sonaron los acordes más conocidos del repertorio del grupo toledano: «El Naufragio», «Hoy», el single «Metáforas» -que arrancó al respetable una sonora ovación- y «Podrás» , que cerró el concierto.

Todos los músicos que acompañaron al artista toledano –Arturo Gómez, Jota Hammond, Txino, Alfonso Ferrer, Gabri Casanova y Amable Rodríguez- demostraron un gran despliegue de arte y dominio de su instrumento, sabiendo aportar a la perfección lo que cada composición requería.

Sin duda, una noche inolvidable. No fue un concierto cualquiera. Tanto el ritmo del espectáculo, como la forma en que se desarrolló un concepto tan elaborado por José Manuel Ruiz, fueron dignos de un espectáculo de primer orden. La bohemia parisina pudo sentirse y respirarse en el Rojas durante 90 maravillosos minutos. Y eso, en los tiempos que corren, resulta excepcional para los sentidos..