«Tacloban ha quedado como si la hubieran metido en una centrifugadora»

«Tacloban ha quedado como si la hubieran metido en una centrifugadora». El tifón ha destrozado la ciudad y en la ciudad filipina todo se ha quedado parado tras ese instante devastador que ha dejado un escenario en el que conviven la muerte y la vida. En él han aterrizado los doce miembros del Samur que forman parte de la misión de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo que ha desplegado el Ministerio de Asuntos Exteriores en el país asiático. Dos médicos, un cirujano general, un traumatólogo, cuatro enfermeros y cuatro técnicos logísticos forman el equipo madrileño que ayuda en las tareas humanitarias junto a miembros del Summa, la DYA de Navarra y médicos de la Junta de Andalucía.

Al frente del equipo madrileño está Fernando Prados , jefe de departamento de Protección Civil del Samur y un experimentado médico que ha participado en numerosas misiones humanitarias. Junto a los enfermeros Aixa Martín y Javier Quiroga , relatarán cada día sus vivencias y actuaciones en un diario publicado en ABC.es .

Una odisea de más de 40 horas

Llegar hasta Filipinas ha sido toda una odisea. «Hemos tardado más de 40 horas en llegar a Tacloban . El viaje ha sido espantoso. Despegamos de Torrejón y tuvimos que hacer escala en El Cairo a la espera de unos permisos. Después volamos hasta Dubai, donde ocurrió lo mismo. Y de ahí pasamos por la India y por China hasta que aterrizamos en la isla de Cebú y saltamos a Tacloban», cuenta a ABC por teléfono Fernando Prados. La comunicación se corta varias veces y la señal llega con un retardo que complica la conversación. «Esto es la zona cero del tifón Haiyan. No ha quedado nada en pie, no hay infraestructuras», explica.

No tienen luz ni agua corriente. «Funcionamos con generadores»El equipo del Samur se ha instalado en sala de fiestas de un hotel en Tacloban. Es lo único que ha quedado en pie del edificio. Allí han montado su base de operaciones. «Es un lugar estratégico porque se encuentra a 5 minutos andando del hospital de la ciudad». No tienen luz ni agua corriente. «Funcionamos con generadores y con cisternas de agua». Su cometido en la ciudad filipina será colaborar con los diezmados servicios de salud locales . « No son servicios de primer nivel . Son precarios de por si, pero ahora han quedado reducidos a su mínima expresión », asegura.

«Queremos poner al día todo lo que podamos los hospitales. L a ciudad es un completo caos . Los niños juegan entre los restos de las casas mientras los adultos buscan a sus familiares desaparecidos. Las imágenes son durísimas », comenta. Las carreteras principales están despejadas, por lo que no descartan moverse a otros puntos devastados por el tifón. «Es un orgullo participar en una misión así y llevar la bandera española donde nos necesiten», concluye Fernando Prados.