El primer faro de Madrid
Un empresario «ha dado luz» al embalse de El Atazar para convertir su complejo hostelero en un «puerto de negocios»
ADRIÁN DELGADO
Desde Mangirón hasta Cervera de Buitrago, de orilla a orilla del embalse de El Atazar, luce desde hace un mes el primer faro de Madrid. No es atrezo ni decoración. Sus focos iluminan cada noche el valle bajo del Lozoya. Sin embargo, pese a que ... por sus aguas navegan pequeñas embarcaciones, sus destellos han nacido para guiar otro tipo de «buques»: los del mundo empresarial. Su creador, el joven emprendedor madrileño Fernando Armendáriz Sorondo, lo ha levantado con el objetivo de convertir el «histórico» complejo hostelero Aldea Santillana en el «puerto de negocios más importante de la región».
Su familia ha devuelto, durante más de una década de trabajo, el esplendor a los que fueron los dominios del Marqués de Santillana en Mangirón. Ahora quiere «proyectar su luminosidad a toda la Comunidad de Madrid». A sus 33 años, Fernando se ha hecho cargo de la explotación —por un periodo de 25— de una de las construcciones que albergan estas tierras. En el marco de una finca de 600 hectáreas, su majestuosidad ha sido rehabilitada para albergar grandes eventos comerciales y bodas. Eso sí, «lejos de convencionalismos». La señal más evidente del espíritu innovador de este emprendedor madrileño es su faro. «Lo he diseñado yo mismo. En mi casa somos nosotros quienes damos forma a nuestros sueños. Solo he necesitado la ayuda de los arquitectos y de los técnicos para calcular las estructuras».
Tecnología led
Su creador lo define como de estilo ecléctico. «Es el que predomina en todos los rincones de Aldea Santillana. Es diverso y único. No hay dos espacios iguales en toda la finca. Tenemos tres construcciones históricas bien diferentes: el Castillo de Mirabel, la Capellanía de Mendoza y La Serrería, y cada una de ellas tiene su acceso y salones propios con una decoración particular», dice el propietario.
«Doce focos se iluminan de forma cruzada que engañan perfectamente al ojo»
Su funcionamiento también ha sido ideado por Fernando. «Hemos recurrido a los focos leds porque permiten infinidad de resultados. Te dan la opción de elegir el color, la forma y la velocidad de giro. Todo se controla desde una moderna mesa de mandos situada en el interior del faro», explica. Ahora mismo está programado para encenderse todas las noches y que su giro sea lo más fiel posible al de un faro marítimo. «Para ello, sus doce focos se iluminan a pares y de forma cruzada con un intervalo de tiempo que engaña perfectamente al ojo», dice. Preguntado por la intensidad del haz de luz, añade: «Se ve incluso desde La Cabrera. Si encendiera todos los focos a la vez iluminaría la finca».
Y es que ése es su objetivo: «Que se vea». «Quiero que se convierta en una especie de GPS para atraer con su luz los negocios», reconoce. Fernando cree que ha conseguido de sobra el efecto y se siente orgulloso de ello.
Aunque la construcción capta la mirada de todos aquellos que transitan por esta zona a los pies de la Sierra de Guadarrama, solo es posible verlo de cerca si se está invitado a uno de los eventos que allí se celebran. «Únicamente abrimos nuestras puertas a celebraciones privadas de primer nivel». De lejos, desde donde mejor se ve es en Cervera de Buitrago, justo enfrente de la finca.
Y es que Aldea Santillana es un espacio exclusivo. En esta característica radica el atractivo que lo ha convertido en uno de los centros de celebración de eventos comerciales de la Comunidad de Madrid.
«Lamborghinis» en el jardín
Multinacionales de todos los sectores han pasado ya por las dependencias que levantó en su día el primer Marqués de Santillana, Íñigo López de Mendoza. «El espacio en el que das a conocer tu producto es tan importante como el producto en sí mismo», explica Fernando.
Junto a la colección privada de carruajes que la familia Armendáriz luce en distintos puntos de la finca se han dejado ver marcas de lujo como Louis Vuitton o Lamborghini. «Es solo una de las compañías automovilísticas que han celebrado sus presentaciones aquí», dice. «Estos espacios sorprenden, como sorprende nuestro faro, y los clientes quedan encantados. Por eso repiten. Además, aquí cada evento es diferente a los otros. Siempre nos reunimos con la empresa y organizamos todo a su medida», concluye.
El primer faro de Madrid
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete