«¿Muertos no hay?». «No, hombre, no»

Sólo unos vigilantes, los que sacaron en volandas a Teresa Alonso al exterior del edificio (en vez de meterla en la enfermería), llamaron al Samur. El resto de ambulancias llegaron porque fueron los propios chavales de la fiesta quienes avisaron desde sus teléfonos móviles.

Así consta en la siguiente comunicación entre la Policía Municipal y el servicio de urgencias madrileño, a las 4.09 horas:

—Samur: Confírmame que van seis coches para allá. Confírmame que son dos personas distintas, porque a mí me han dicho que estaban con una. Cuando me has llamado tú había una unidad nuestra allí [auxiliando a Belén Langdon].

—Policía Municipal: Sí, sí, sí, es positivo. Está una unidad actuando y hay otra, ¿eh? Hay otra [los agentes están fuera, con Teresa].

—S: ¿Hay otra mujer? ¿También es otra mujer? ¿Qué edad más o menos? [intentan comprobar que son dos y no una, diferenciándolas por la edad, pues cada una está en un punto distinto].

—PM: Sí, espera y te lo confirmo (...). Nada, que sólo una. Es que la habían requerido los vigilantes.

—S: Es que van ocho coches para allá, macho. Dos paradas de dos chicas jóvenes, pues fíjate la que se ha liado ya. Va el Charly, el directivo y hasta el alcalde va a ir allí. Venga, vale.

Pasan hasta casi las 5 de la mañana hasta que alguien comunica oficialmente a la sala de la Policía Municipal que hay una fallecida. La siguiente es una comunicación con el 091 (Policía Nacional):

—091: Víctimas mortales no hay, ¿verdad?

—PM: No, hombre, no.

—091: Es que nos dicen que hay cinco personas con parada cardiorrespiratoria.

—PM: ¿Sí? ¿Por qué conducto llega esa información?

—091: Pues nos han llamdo ciudadanos que han llamado al 112, y nos mandan a nosotros.

—PM: Espérate, que me confirman ahora mismo que efectivamente hay un fallecido.