Dos porteros arrojaron a la avalancha a una de las víctimas del Madrid Arena

Según el testimonio de los padres y representantes legales de la segunda en la comisaría de Alcobendas, la adolescente estaba con un grupo de amigas, entre las que se encontraba Belén, en la fiesta del Arena, a la que entraron sin que nadie les pidiera el DNI. Sobre las tres de la madrugada, «como consecuencia de la sobreocupación» en la pista de baile, una tercera joven «se agobió y medio mareó» . Entonces, la hija de los denunciantes y Belén Langdon «cogieron unos vasos de plástico vacíos para rellenarlos de agua en los lavabos más próximos».

Como el recinto estaba masificado, se dirigieron a los aseos agarradas de la mano. Entraron en el vomitorio donde se produjo la avalancha, pero «les fue imposible moverse con tanta gente» . Entonces, siguiendo cogidas la una de la otra, entraron en la sala antidopaje, en busca de resguardo ante tantos apretones entre el gentío.

«Dos porteros de seguridad, el primero de buenas manera y el segundo a empujones —continúa la denuncia— las sacaron a ambas de ese cuarto, devolviéndolas al túnel». Y se consumó la tragedia. Porque, pese a que seguían tomadas de la mano , estuvieron un tiempo sin moverse, «aplastadas entre la gente».

Luego, «las empujaron, cayeron al suelo y, en pocos segundos, ambas tenían a cinco o seis personas sobre ellas». La hija de los denunciantes perdió el conocimiento. Cuando lo recuperó, alguien la sacó de la montonera, agarrándola por el brazo.

Pero peor suerte corrió Belén Langdon, a la que su amiga no encontraba. Tan inquieta estaba por ella, que se negó a subir a la ambulancia del Samur hasta que no la localizara.

La superviviente sufrió una herida en el brazo, pero lo peor es el trauma que sufre por la muerte de Belén, por el cual, está siguiendo un tratamiento psicológico.

A medida que se conocen nuevos datos y testimonios directos de lo sucedido aquella fatídica noche de Halloween en la «Thriller Music Park», queda de relieve el desastroso despliegue de seguridad , si es que oficialmente hubo alguno.

Otra víctima que logró sobrevivir casi de milagro aporta más afirmaciones en este sentido. Verónica Abad, de 23 años y vecina de Rivas Vaciamadrid, declaró ante la Policía que «los servicios de seguridad no supieron reaccionar a tiempo».

Declaró el 2 de diciembre en la comisaría de Moratalaz, en calidad de denunciante. En el momento de la avalancha, intentaba entrar en la pista central. «Me tiraron al suelo, me levanté rápidamente y decidí volver a salir al ver la multitud. Perdí la noción del tiempo por la presión y el agobio que sentía al no poder salir. Nos vimos aprisionados sin poder movernos y con síntomas de ansiedad y asfixia. Los servicios de seguridad no supieron reaccionar a tiempo». Al final, por suerte, la rescataron del apelotonamiento.

El asunto de la seguridad es una de las piezas clave que tendrá que esclarecerse a lo largo de la instrucción judicial. Porque por ahora nadie ha definido quién se encargaba de la vigilancia interior del pabellón Madrid Arena durante el evento mortal.

El promotor de la fiesta, propietario de Diviertt S. L. e imputado en la causa por el juez López Palop, Miguel Ángel Flores, señaló que sólo había contratado los servicios de Kontrol 34 como una agencia de selección de porteros. Que él mismo se encargó de darlos de alta. Y que para nada realizaban funciones de seguridad.

Resulta curioso que, para haberse limitado a ser una mera facilitación de un listado de controladores de acceso por parte de Kontrol 34 a Flores, en la fiesta trabajaran nada menos que los dos administradores de la empresa. Son Carlos Manzanares, «Manza» (quien, además, es el propietario), y su socio, Emilio Belliard.

Así lo demuestra una parte de la investigación sobre el asunto realizada por el Grupo V de Homicidios de Madrid. Dentro de las pruebas custodiadas se encuentran las acreditaciones como miembros de «servicio de orden» de «Manza» y Belliard. El primero, por cierto, también imputado en este caso.

Lo que habría que esclarecer es qué significa este cargo, más identificable con vigilancia que con las funciones reguladas por la Comunidad de Madrid para los porteros de discoteca que, en definitiva, es lo que son.

Sobre una nebulosa se mueve también la dirección del escueto servicio médico contratado por Flores aquella noche. En realidad, no firmó nada al respecto, según ambas partes; era un acuerdo entre conocidos que llevaban bastantes años trabajando mucho: el equipo de Simón Viñals Pérez , médico de 77 años, creador del Samur y ex concejal con José María Álvarez del Manzano.

El muy discutido Viñals, en la comisión municipal de investigación, declaró que, prácticamente en el último momento, tuvo que pedir a su hijo, el también médico Carlos Viñals Larruga, que sustituyera a un miembro de su equipo habitual.

Este hecho no tendría más trascendencia si no fuera porque Carlos es funcionario municipal. Para tratarse de una sustitución de última hora, entre las acreditaciones integradas en la custodia policial de pruebas del caso aparece la de Carlos Viñals, con la siguiente inscripción: «Servicio médico».