Rosalía y un joven de Palencia

Casado fue el invitado especial de esta primera jornada, que hoy contará con la presencia de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Y no sólo se le escuchó en abierto, sino que participó en una ponencia interna para alcaldes, concejales y militantes sobre comunicación y regeneración política, un manual de campaña para rebatir los nuevos modos que han impuesto las redes sociales. Entre sus dardos, varios dirigidos a Ciudadanos: «Les faltan horas de vuelo», «no me gustan los personalismos porque detrás a veces no hay nada», «no llevan a los mejores sino a los que nosotros no hemos querido elegir»...

El PP inicia con esta convención su rearme anímico para unas elecciones que se prevén difíciles, donde se gobierna y donde no, con encuestas mejores que hace cuatro años pero un ambiente más hostil derivado de la crisis económica y el desgaste de la marca por la gestión de Mariano Rajoy. «Cuando nos ponemos en marcha no hay quien nos pare», proclamó Alfonso Rueda abriendo el cónclave, «nosotros tenemos propuestas, dejamos las protestas para otros».

La jornada en la convención se hizo larga, quizás demasiado. En el turno de tarde, el absentismo fue elevado. Por la mañana, lleno. Quien aguantó con estoicismo fue el líder de los populares gallegos, impertérrito en primera fila ante los discursos de los suyos.

Entre otras cosas, pudo escuchar al alcalde de Ferrol, José Manuel Rey, afirmar que «el PP es a la economía lo que el técnico a la lavadora, los españoles nos llaman cuando se estropea y lo arreglamos». O, por ejemplo, ver cómo se le iba el sonido a Rafael Louzán cuando hablaba de aeropuertos mientras a su lado, Agustín Hernández, no ocultaba la sonrisa. Que le hablen a él de aeropuertos...