De Alemania a Angrois en busca de treinta décimos de la Lotería de Navidad

En 2013 se terminó el número que despacha Pilar tras la barra de la única tasca de la zona, el Rozas O Tere, y aunque este año no existe el aluvión de peticiones del pasado, «se está vendiendo muy muy bien», cuenta. Estar en una calle que atraviesa el Camino en su variante de la Vía de la Plata, propicia que no pocos peregrinos descansen unos minutos en él antes del último tramo... y marchen con un décimo. O con dos. O con tres. O con...

Con treinta regresó a Alemania una mujer que por segundo año consecutivo se ha interesado por la Lotería de Angrois. Pilar no la conocía de antes, pero tras el descarrilamiento del tren que provocó 79 muertos, acudió por primera vez al bar.

Lo contaba la dependienta el pasado verano, al cumplirse el primer aniversario del siniestro: «Se agotó el número. Y más hubiera, que más vendíamos. Hace unos días me llamó una señora de Alemania: que se la guardara, que viene en agosto. ¡Si el año pasado no tocó ni el reintegro! Aún no la hemos recibido. Vendrá este mes. Si llegamos a tenerla, ya estaba vendida».

Entonces era julio. En septiembre, tal y como confirma Pilar al otro lado del teléfono, la germana cogió un avión y partió de vacaciones rumbo a Galicia, alto en Angrois incluido.

En el barrio nunca han jugado un número fijo. Lo varían con cada edición del sorteo al azar; el que reciban. Esta vez les ha correspondido el 70384 que llevan muchos de los vecinos, los de siempre. Lo compran entero y aún no se ha terminado. Pero Pilar prevé que para el 22 de diciembre no quede ninguno.