Diez monumentos poco conocidos pero que merece la pena visitar

La Virgen de la Roca, la Estatua de la Libertad gallega

Con el pretexto de su utilidad como referencia para los marineros que se acercaban a la costa se construyó esta «estatua». Situada junto a un mirador, desde el antiguo monte de San Roque se puede apreciar toda la Ría de Vigo, incluidas las Islas Cíes. Con una altura de 15 metros, este es un monumento especial, pues se permite al visitante adentrarse en su interior, trasladando al intrépido a otra época, a 1910, año en que se inició su construcción. Si el viajero logra superar todas las escaleras tendrá un espléndido regalo, las mejores vistas que uno pueda imaginar.

Hórreo de Carnota, uno de los más largos

Es el tercer hórreo más largo de Galicia, construido en el siglo XVIII con un característico estilo barroco. Este encantador monumento ha sido declarado Monumento Nacional. Asimismo, forma parte de un conjunto arquitectónico mayor y de palpable belleza, compuesto por el hórreo, la casa rectoral y la iglesia. Los hórreos han sido utilizados desde hace siglos para preservar las cosechas, dado que su separación del suelo hacía posible su conservación. Además, la separación de los pies del cuerpo estaba formada por tornaratos cuya función era mantener las cosechas fuera del alcance de los ratones y otros roedores.

Cruceiro de Hío, el mejor de Galicia

Considerado el mejor crucero de Galicia, este monumento escultórico que data de 1872 está situado en Cangas do Morrazo. Como curiosidad, destacar que fue elaborado con una sola pieza de granito. Su talla representa los momentos más significativos de la vida humana de forma dramática, pasando desde la creación hasta la redención, eso sí, de forma simbólica, lo cual ha dado lugar a más de una discusión. La iconografía es de estilo barroco.

Castro de Baroña, antigua fortaleza celta

Este asentamiento situado en la parroquia de Baroña, perteneciente a la provincia de La Coruña, está formado por un istmo, que unía el poblado con el castro. Se piensa que originariamente continuaba hasta conectar con la muralla del poblado, creando un espacio probablemente no ocupado con viviendas. Estudios realizados sobre la zona han llegado a la conclusión de que el poblado debió de ser autosuficiente, pues dentro del castro no hay agua. Además, se han hallado restos de metalurgia, trabajo de la piedra y de tejido.

Iglesia de Santa María Salomé, la madre del Apóstol

Situada en pleno casco histórico de Santiago, esta iglesia fue un encargo específico del arzobispo Xelmírez en el siglo XII, de cuya época solo conserva la portada y algunos detalles. Se trata de la única iglesia de España que se construyó en honor a la madre del Apóstol Santiago y San Juan Evangelista, como muestra una de las estatuas situadas sobre la clave de la triple arquivolta, que muestra a la Virgen en estado de gestación. Su interior está colpasada de tallas barrocas de la antigua escuela compostelana.

Iglesia de Santa María de Castrelos, la de la leyenda

Iglesia románica con vestigios góticos. Un asentamiento castrexo completaba su entorno, de ahí que se conozca a esta parroquia de Vigo como Castrelos. Además, en sus vestigios reposa una antigua leyenda. Un herrero de la zona, aferrado a su trabajo, había dejado transcurrir su juventud sin fijarse en mujer alguna, pero como el destino es caprichoso dispuso su obstinación por una ya en edad avanzada.

A pesar de obequiar a la joven con una gran joya, nada pudo hacer para no obtener su rechazo, decidiéndose entonces por secuestrarla. La muchacha, muy religiosa, le pidió al herrero poder asistir a misa todos los días y éste, al ver que la iglesia estaba frente a su herrería, aceptó. Pero un día, una «meiga» se le apareció al herrero y le dijo que pronto moriría y su joven mujer encontraría a un joven hombre con quien se casaría. El herrero cegado de ira cogió un hierro ardiente con el fin de transfigurar el rostro de la joven que se encontraba en la Iglesia Santa María de Castrelos orando. Pero Dios se interpuso y, protegiédola, tapió la puerta sur de la Iglesia con una pared de piedra que a día de hoy se conserva.

Arco visigótico de San Xoán de Panxón

Arco germánico de herradura situado a los pies del conocido como Templo Votivo del Mar en Panxón. Se trata de uno de los pocos restos de arte prerrománico que se conservan en Galicia, y en sus orígenes, perteneció a un templo visigótico de entre los siglos VI y VII. Posteriormente fue aprovechado para dar acceso al presbiterio de una iglesia parroquial de planta basilical llamada San Xoán de Panxón.

Las ruinas de Santo Domingo en Pontevedra

El convento gótico de Santo Domingo se contruyó en la ciudad del Lérez en el siglo VII por los dominicos. En la actualidad solo se conservan sus ruinas que, debido a su magestuosidad, todavía acaparan miradas de admiración. Se conserva la cabecera de la iglesia con cinco ábsides poligonales y un muro lateral con una pequeña portada y rosetón. Contiene la sección de Arqueología del Museo de Pontevedra.

El Sireno, un híbrido entre hombre y pez

Obra del escultor Francisco Loiro, el Sireno se ha convertido en uno de las estatuas más características de Vigo. Situado al final de la Puerta del Sol y escoltando a los transeúntes su entrada a la calle Príncipe, este símbolo escultórico, mezcla de pez y hombre, se erige sobre un elevado pedestal. Tanto su rabiosa modernidad como su céntrica situación lo han convertido en un emblema olívico.

Castillo de San Felipe

Este castillo fue una de las fortalezas militares de la ría de Ferrol, destinado principalmente a proteger su puerto. Entre el Castillo de San Martín y el de San Felipe se tendía una cadena en caso de ataque enemigo para evitar la entrada de sus navíos en la ría. Datado del siglo XVI, todavía conserva en la actualidad gran parte de la magestuosidad que lo convirtió en baluarte de la Armada Real.