La patronal gallega detiene el reloj en la aprobación de los presupuestos de 2014
Su presidente, José Manuel Fernández Alvariño, busca ya una solución a este revés coyuntural y emplaza a una nueva asamblea
E. P. RODRÍGUEZ-SOMOZA
Las aguas bajan turbias en el número 54 de la compostelana Rúa do Vilar. La negativa de laConfederación de Empresarios de Lugo, que se sumó in extremis —ni en la junta directiva ni en anteriores reuniones a la asamblea de la patronal gallega manifestó su ... desacuerdo— al sector coruñés en su rechazo a las cuentas de 2014, ha dejado noqueada a la actual directiva liderada por José Manuel Fernández Alvariño.
Desde que en julio de 2013 el empresario vigués se hiciera con las riendas de la Confederación gallega ya se presumía que La Coruña no le iba a poner nada fácil el mandato. Las rivalidades existentes entre Fernández Alvariño —sobre las que éste corre un tupido velo— con su antecesor en el cargo y presidente de la patronal herculina son un secreto a voces desde que en 2001 el otrora presidente de la viguesa le echase su primer pulso. Ambos se medían en una segunda ocasión por la presidencia de la CEG en 2009.
Coincidiendo con la presentación de los presupuestos diseñados por el equipo de Fernández Alvariño, Fontenla no desaprovechó la oportunidad de hacer de una debilidad puntual su propia fortaleza. Si bien su rechazo no sorprendió entre las paredes de la institución sí lo hizo la negativa de Lugo, puesto que su apoyo, hace ahora un año, fue determinante para que la actual cúpula accediese a la presidencia y que Fontenla declinase renovar mandato.
Pese a que los roces son más que evidentes , el titular de la patronal gallega rechaza que este revés coyuntural pueda llegar a interpretarse como un cisma interno. Prefiere, Fernández Alvariño, entender la postura de Lugo en clave estratégica. Ya en su día, cuando el actual presidente de la CEG deslizó la idea de repartir el peso a partes iguales entre las cuatro provinciales y ofrecer un mayor protagonismo a las federaciones sectoriales se topó de frente con su antigua casa, la pontevedresa, y la Confederación de Empresarios de La Coruña (CEC).
El argumento es muy simple: no es lo mismo representar a 1.000 empresas que a 2.000. Pero una cosa es el peso económico y otra bien distinta la representatividad en una asamblea, así es al menos en opinión de Fernández Alvariño, que considera que la patronal lucense defienda sus intereses. Harina de otro costal es la relación con La Coruña. La Confederación presidida por Antonio Fontenla se apresuró, nada más conocerse que las cuentas para 2014 no salían adelante —sí se aprobaron las del ejercicio anterior, aunque con más abstenciones que votos a favor—, a explicar las razones de su oposición.
64 votos a favor y 94 en contra
En esta dirección, denuncia que los presupuestos de la actual directiva «duplican la partida de gastos de gestión con empresas externas respecto al del año anterior», cuando «la CEG —apunta— dispone de personal técnico competente y formado para llevar a cabo la gran mayoría de los servicios que se están externalizando y, consiguientemente, duplicando costes».
En la nota, la CEC señala que preguntó al equipo de Fernández Alvariño «a qué corresponde el incremento en el gasto» y éste no dio respuesta alguna. Un silencio al que responsabilizan de su rechazo al presupuesto planteado, «cuyo resultado arrojó 64 votos a favor y 94 en contra», explica.
En momentos «de austeridad», la confederación coruñesa afirma no comprender el incremento de los gastos, para apelar al «consenso entre todas las organizaciones». «Numerosas organizaciones, tanto confederaciones provinciales como federaciones sectoriales, vieron lo mismo y optaron por no aprobar el presupuesto ante las dudas existentes», justifican.
«Debe buscarse el consenso tal como ha venido ocurriendo desde el año 1981 de creación de la CEG», incide la patronal coruñesa, para quien la «transparencia debe ser total». «Hasta hoy siempre se habían aprobado por consenso cuentas, presupuesto y memoria de actividades», concluye.
Un revés que, sin duda alguna, complica la agenda y el día a día en la Confederación —solo puede hacer frente al gasto corriente—, pero al que Fernández Alvariño ya busca una solución. En la primera quincena de agosto convocará al comité para preparar una nueva asamblea de cara a septiembre.
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