El cine busca espectadores tras perder 350.000 en cinco años
A la caída de público desde 2007 se sumó un aumento del 17,1% en el precio de las entradas, lo que ayudó a facturar 2,5 millones más en 2012. En diez años, Galicia cerró 18 salas
cristina pichel
Apenas hay una decena de personas esperando a recoger su entrada en la taquilla. Son las 22.00 horas y es la última sesión de un sábado noche. Dentro de la sala, la imagen es todavía más desoladora. Woody Allen solo dirige ese día «Blue Jasmine» ... para dos amigas. Las cerca de 200 butacas restantes permanecen impertérritas ante la historia de Jasmine. El esquema se repite por las otras cuatro salas que conforman —conformaban— el Filmax Pontiñas de Lalín, el vivo retrato del momento que atraviesa el sector cinematográfico no solo en Galicia, sino en toda España. Y en Lalín queda personificado lo que fue y lo que es el cine .
En 2003, en este pueblo de poco más de 20.000 habitantes proyectaban hasta una decena de salas. La exagerada oferta para tan escasa demanda pronto generó el primer traspié: comenzaba el cierre . Los Filmax aguantaron el chaparrón de la crisis —que relegó este tipo de ocio a un segundo plano—, la piratería y el aumento del ocho por ciento de IVA al 21, como pudieron. Los descuentos para jóvenes o a través de packs familiares tan solo lograron alargar la agonía. A finales de febrero, las pantallas se fundían a negro para siempre tras despedirse con pases a un euro.
Pero la de Lalín no es más que otra de las muchas crónicas de muertes anunciadas repartidas por toda la geografía gallega. Boiro, Verín, Burela o Redondela... y así hasta 18. Son los cines que se han perdido en la Comunidad gallega desde 2003 (con 56) hasta 2012 (con 38), según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los cierres se han dejado notar en las localidades medianas, cuyos vecinos se tienen que trasladar ahora hasta las ciudades para poder disfrutar de un film. Pero incluso las ciudades han visto cómo sus históricos cines de barrio apagaban para siempre el proyector ante las macrosalas comerciales. Tal es el caso de Santiago, que en verano del año pasado despedía a sus Valle Inclán, o Pontevedra, que durante unos meses se convirtió en la primera capital de provincia sin cines .
Las causas de esta crisis, volátiles dependiendo de quién las cuente, suelen coincidir en dos extremos: el descenso generalizado de espectadores y el «desorbitado» precio de las entradas, que en algunos casos se incrementó en 1,5 euros en menos de cinco años. Así se extrae de un informe elaborado por la Federación de Cineclubes de Galicia (Feciga), que analiza la situación de este séptimo arte en la Comunidad desde 2007 a 2012, un período en el que los cines gallegos perdieron casi 350.000 espectadores —349.891 concretamente— al mismo tiempo que aumentaban su facturación en casi 2,5 millones de euros. La paradoja tiene su explicación en el precio de las entradas, un 17,1 por ciento mayor ahora que antes de la crisis.
Pontevedra, la más afectada
La tendencia de una menor audiencia con el paso de los años es una realidad que encuentra excepciones en dos ejercicios concretos: 2009, con el estreno de «Avatar» y 2012, donde «Lo Imposible», la producción española más taquillera de la historia, «maquilló una catástrofe», apuntan desde la Feciga.
La provincia gallega que más sufrió ese descenso de público fue Pontevedra, con 189.453 espectadores menos en 2012 que cinco años antes, seguida de La Coruña con 141.842 menos y Lugo, que perdió 18.596 en este lustro Solo Orense se salvó de esta sangría y ganó, aunque el aumento sea testimonial, 123 personas. La provincia orensana resiste el envite junto a una programación activa de los cineclubs aunque, curiosamente, es la que menos salas tiene (un total de doce) y en donde se registran los precios más altos de las entradas, con una subida del 18,5% durante el período de análisis, es decir, 1,3 euros más.
La Coruña aumenta las salas
Mientras que en Orense, Lugo y Pontevedra se redujeron el número de salas entendidas como tal —no el cine en su conjunto, sino los diferentes departamentos donde se proyectan películas —, La Coruña las incrementó no en cinco o seis, sino en 21. Pasó de las 72 que tenía en 2007 a las 93 de 2012. Una subida que contrasta con el descenso de once en la provincia pontevedresa (de 73 a 62), de cuatro en la orensana (de 16 a 12) y de dos en la lucense (de 25 a 23).
Pero mientras todo son caídas, hay dos factores que registran alza tras alza: el precio de los tickets y la recaudación total. Las entradas a menos de cinco euros son ya un eufemismo para el público de edad media, que apenas puede beneficiarse de descuentos. Dejando las películas en 3D aparte, en Orense el pase normal se paga a siete euros de media, en Pontevedra a 6,7 (un 16,4% más que en 2007), en La Coruña a 6,5 (lo que implica un incremento del 18,4%) y en Lugo a seis euros, un 15% más que hace cinco años. Aún así, las entradas pueden llegar a ser un euro más caras si la sesión es en alguna sala de la capital de provincia.
Y los altos precios explican los buenos datos de recaudación pese a la sangría de espectadores. Es la provincia coruñesa, con uno de los mayores coste por entrada, la que lidera las cifras: hasta 11,8 millones de euros hace dos años, lo que supone casi 1,5 más con respecto a 2007. Las salas pontevedresas aumentaron su recaudación en 413.407 euros, las orensanas en 321.453 y las lucenses en 236.648 euros.
Un 2013 para olvidar y ¿2014?
Aunque los datos oficiales de 2013 no están disponibles aún, los provisionales computados por Rentrak Spain anotan lo que ya se intuía: que el pasado ejercicio fue un año negro para el cine en España. La recaudación bajó un 16% y se pasó de 94 millones de espectadores a 78. De ahí que se intenten revertir los números con precios más que llamativos. De hecho, desde el lunes hasta el miércoles, los pases en el 99% de las salas se cobrarán a 2,90 euros si se presenta acreditación . Es la sexta edición de la «Fiesta del Cine». Otras muchas harán falta para reflotar el sector.
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