El armador del Santa Ana busca en las playas de Suances al último marinero
La Guardia Civil peina toda la costa cántabra hasta el País Vasco por tierra, mar y aire en busca del único tripulante del barco hundido en Asturias que continúa desaparecido
mariña álvarez
La playa de Tagle (Suances) se convirtió este jueves en el epicentro de la búsqueda del único tripulante del pesquero Santa Ana que sigue sin aparecer desde el trágico naufragio del día 10, en el que solo uno de los nueve marineros salvó la vida. ... Con el convencimiento de que la mar devolverá también este último cuerpo, después del hallazgo este miércoles del cadáver de la séptima víctima , este jueves viajaron desde Muros (La Coruña) a Cantabria el armador del Santa Ana, José Balayo, su hijo y dos de los marineros de su equipo, para seguir a pie de playa el rastreo. La Guardia Civil peina de extremo a extremo la región, desde Asturias hasta el País Vasco, a pie y con patrullas por los acantilados, también con una embarcación y con el helicóptero del instituto armado que viene participando en la búsqueda desde el principio.
A media tarde, todo el mundo estaba pendiente de la bajada de la marea en la zona de Tagle para ver si el mar devolvía también el cuerpo del marinero gallego Manuel Tajes, el mecánico. Pero cayó la noche y el dispositivo se suspendió sin dar con él. La pedregosa playa de El Sable, que los últimos temporales dejaron sin arena, está regada de restos del Santa Ana y se identificaron trozos de cajas de pescado y otras maderas que pertenecían al barco hundido a 80 millas de este punto, en la zona del Cabo de Peñas (Asturias).
Ana Mayo, la mujer de Tajes, continuaba este jueves en Muros, donde vive y donde permanece desde que regresó del viaje que hizo a Asturias nada más conocerse la tragedia del naufragio. Con la voz apagada, señaló que cuando le dijeron que había aparecido un nuevo cadáver en Suances «claro que tuve esperanzas de que fuera él», declaró a La Voz. Pero poco después ya le comunicaron que su marido continúa desaparecido, que el cuerpo pertenecía a su compañero, al portugués Vitor José Farinhas. No pierde la esperanza de recuperarlo pronto: «Al aparecer un cuerpo algo más de esperanza hay, pero de momento no tengo nada, sigo igual, esperando».
Dado que la identificación se hizo rápido, la mujer de Manuel Tajes no llegó a viajar a Cantabria. Sí lo hizo, sin embargo, José Balayo. «Sí, estoy aquí», fue lo único que señaló el armador, que desde que ocurrió el naufragio no ha hecho prácticamente ninguna declaración pública. Este jueves recorrió la playa con sus compañeros mientras varios guardias civiles avistaban desde las colinas y miembros de Protección Civil de Suances ayudaban por otros puntos, dispositivo controlado desde tierra por el concejal Jesús Herrera, muy pendiente de un rastreo que, a media mañana, arrojó una pista falsa, al hallarse un cadáver en La Tablía que resultó ser de un caballo.
Mientras tanto, este jueves a media mañana la Guardia Civil de Cantabria dio a conocer los resultados de la investigación realizada por especialistas en Criminalística de la Policía Judicial, que identificaron el cuerpo aparecido el miércoles gracias a que pudieron obtener una huella dactilar para realizar un cotejo dactiloscópico. Fue en ese momento cuando se confirmó que el cuerpo pertenecía a Vitor José Farinhas, el contramaestre del buque, de 43 años de edad, ya que la mochila que también apareció por la playa contenía documentación de otro de los marineros fallecidos, cuyo cadáver ya había sido recuperado días atrás. La propia Guardia Civil confirmó la noticia a la familia de Farinhas, que después de haber pasado varios días en Asturias, siguiendo la búsqueda, regresó a Portugal.
Ahora, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº2 de Torrelavega, que abrió las diligencias por la aparición de este cadáver, remitirá las actuaciones al juzgado de Avilés que investiga el hundimiento del Santa Ana para que las incorpore a la causa. Pero será el juez torrelaveguense el que se encargue de gestionar la orden de repatriación del cadáver a Portugal en el momento en el que la familia lo reclame.
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