El camino de vuelta a casa de los mamíferos marinos varados en Galicia
«Raciño», «Morouzos», «Baleal» e «Inés» son algunos de los lobos marinos que en los últimos días fueron devueltos al mar, totalmente recuperados, tras meses de cuidados intensivos
El camino de vuelta a casa de los mamíferos marinos varados en Galicia
Cada año recalan en playas de la costa gallega en torno a unos 250 o 300 animales, entre tortugas marinas, delfines, focas, o lobos marinos, concentrándose la mayoría de los varamientos entre febrero y abril. Hasta el momento, la Coordinadora para el estudio de los ... Mamíferos Marinos (CEMMA) avistó en torno a unos 180 animales.
Sin embargo, nada más estrenarse este año se produjo una especie de «avalancha» —favorecida por las malas condiciones del mar y los temporales que azotaron la Comunidad durante tres meses consecutivos— de mamíferos, llegando a recalar en Galicia cuatro lobos marinos en escasos días. Algo inusual, dado que la Comunidad gallega suele recibir anualmente dos o tres mamíferos de este tipo.
A su llegada, los animales suelen presentar heridas graves que necesitan de un cuidado intensivo. De ello, se encarga el CEMMA, con sede en el municipio pontevedrés de Nigrán. «La mayoría son cetáceos ya muertos, sobre todo delfines comunes, aunque también llegaron a aparecer ballenas. Entre el resto de las especies aparecieron lobos marinos y tortugas marinas con vida, sobre los que se están aplicando labores de rehabilitación», explica Alfredo López, portavoz de la Coordinadora. Ahora, y tras semanas de recuperación, la mayoría de los animales varados que recibieron la atención de los biólogos del CEMMA emprenden su camino de vuelta a casa, totalmente recuperados.
Es el caso de «Raciño», recogido el 8 de enero en la playa de Razo —nombre con el que se bautizó al lobo marino—, en Carballo (La Coruña). «Raciño», malherido, se negaba a volver al mar, y una unidad móvil del CEMMA lo puso a salvo. Los expertos de la ONG gallega lo cuidaron hasta su completa recuperación.
Tras tres meses de asistencia, «Raciño» se despedía esta semana de sus cuidadores. Un pesquero zarpó desde Marín rumbo al Atlántico Norte con «Raciño» a bordo para su puesta en libertad en aguas del Gran Sol. Pero la de «Raciño» no es la única despedida. «Morouzos», que llegó a Ortigueira a principios de febrero, también puso rumbo al sur de Irlanda.
Ambos se recuperaron de sus heridas, ganaron peso y fueron liberados con más de 30 kilos.
Allende la frontera
El trabajo del CEMMA va más allá de las fronteras. En colaboración con el centro de recuperación de Quiaios (Portugal) los biólogos conseguían liberar a otros dos lobos marinos: «Baleal» e «Inés» partían recientemente desde el puerto de Vigo. Además, también fueron liberados dos delfines varados con vida. El primero, un ejemplar común, fue localizado en la playa de Ares y devuelto al mar con rapidez. El segundo, un delfín riscado —una especie oceánica que, según la Coordinadora, no es fácil de ver cerca de la costa— pasó tres días en la dársena del puerto deportivo de Foz.
Pese a que el trabajo se lleva a cabo con absoluta profesionalidad, «alejándose del animal, en la medida de los posible, para evitar cambiar su comportamiento salvaje», el personal del CEMMA «no puede evitar sentir una enorme desolación cuando muere un paciente en recuperación», y experimentan «un gran vacío» cuando vuelven de las liberaciones y se encuentran la UCI desierta. «Pero eso significa que hemos cumplido con nuestro objetivo y nos causa una enorme alegría sentir que somos útiles en la conservación de la naturaleza», reconoce Alfredo López.
Actualmente, los profesionales del CEMMA se centran en la recuperación de dos tortugas marinas: «Jamesbon» y «Rostro».
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