Sargadelos, alma y esencia

Algo se quiebra, algo se rompe en el alma. El alma gallega que sueña y transpira, que evocó y evoca todavía a través del arte, de la poesía de la cerámica, de las formas de lo gallego, de la cultura, nuestra cultura. Sargadelos es Galicia.

Está inmersa en un procedimiento concursal. No significa el final. No debe significarlo. Al contrario. Debe conseguir un convenio con sus acreedores. Debe sanearse, debe renegociar la quita y la espera. Ambas. Para ser viable de nuevo. Créditos públicos y créditos privados, sobre todo, financieros y provistos de garantías reales. Reflotarla. Aprender de muchos errores y de un momento de crisis que se ha llevado por delante, como un vendaval incontrolado a no pocas empresas. Los zarpazos deben hacernos más fuertes, más resistentes para tomar nuevos impulsos. Nuevos caminos.

Atrás se quedan muchas cosas. Sobre todo empleos que es lo más trágico y terrible de esta crisis. Es hora de buscar y adoptar soluciones. Es hora de ofrecer y encontrar potenciales inversores, que aporten capital, inversores productivos, inversores incluso financieros que crean en este proyecto iniciado hace más de dos siglos por un hombre adelantado a su tiempo y que pagó con su vida la adversidad de un momento falsamente ilustrado.

Sargadelos evoca también la obra y la idea de hombres como Seoane y Díaz Pardo, dejemos ahora al margen la amargura de los momentos finales de Isaac Díaz al ser apartado de una de las obras de su vida. No es momento éste. Tampoco para exigir responsabilidades de gestiones y direcciones.

Hoy Sargadelos está en la insolvencia, y a esta no se llega de un día para otro. No se es insolvente, se está en insolvencia porque esta es un estado. Ayudemos a recuperarlo. Traigamos capital paciente que traiga consigo futuro y presente.