El BNG era el destinatario de miles de euros pedidos por su concejal a Vendex

El delegado de la empresa en Orense confirma que al menos 6.000 euros entregados al nacionalista Varela «los pidió el partido»

El BNG era el destinatario de miles de euros pedidos por su concejal a Vendex efe

pablo Alcalá

«No fue en su beneficio, eran para el partido». Lo asegura Adrián Cordero, delegado de Vendex en Orense, cuando, tras dos horas de declaración y acorralado por las pruebas, comienza a hablar abiertamente del pago en efectivo que el exconcejal de Deportes, Fernando Varela, ... recibió de la trama.

«Fernando está mosqueado», dice el delegado de Vendex a su jefe para transmitirle los nervios del concejal ante el retraso de un pago «para el partido». Enfrente estaban las elecciones de mayo de 2009 y el BNG «le ha pedido» a Fernando que consiga dinero.

El, hasta su detención, concejal de Deportes, sabe a quién puede pedirle el favor. De hecho, tras interceder por la empresa en el contrato de limpieza de instalaciones deportivas de la tercera ciudad de Galicia, ya ha pedido alguna contraprestación anterior: el enchufe de un «familiar lejano» en una de las empresas del grupo.

La entrega del dinero se realiza en una cafetería. La hace José María Tutor. Cordero ha pasado un «mal rato» tratando de reunir los 6.000 euros que se le pagan. «Consíguelos, no me voy a presentar ante Fernando con dos mil y pico papeles», le aprieta su jefe ante los apuros del primero.

Y es que la vida de Cordero se transformaba «en un Cristo todas las Navidades, del que no consigo acordarme», ante la cantidad de regalos que la empresa repartía entre políticos y funcionarios. Aunque la batería de pruebas que De Lara va exponiendo en su declaración refrescan su memoria.

«El uno» es el alcalde. Y entre el resto de números receptores de dádivas está también Álvaro Abelardo Ulloa, jefe de la policía municipal, del que dependían los servicios de la grúa y la ORA y, sobre todo, el informe positivo que reactivaría la paralizada ampliación de plazas sujetas a la regulación de la zona azul. «No me daba miedo por su carácter, no temía que me agrediese, lo que me daba miedo era por mi trabajo», admite Cordero para a continuación, ante la insistencia de la juez, revelar lo obvio, que a «El Bigotes», como lo llaman, le dan dinero a cambio de su peso en la adjudicación. Pedía cantidades para «ir de viaje con su novieta y cosas así». «Pequeñas», dice Cordero ante De Lara, «700, 1000...». Aunque la relación se trunca cuando Vendex falla al policía municipal, incapaces de ofrecer trabajo en La Coruña a «su novieta».

La ecuación en Orense la completa una serie de concejales y funcionarios que eran destinatarios de regalos y cantidades menores, pero también Henry Laíño, delegado de la empresa que prestaba el servicio de suministro de agua a la ciudad, Aquagest, cuyo intercambio de puestos de trabajo entre su esposa y la pareja del exalcalde (la primera trabaja en el Ayuntamiento, la segunda en Aquagest), llevó a varios ciudadanos a alertar a De Lara de forma anónima.

Además de las pruebas acumuladas por De Lara, el testimonio de Cordero es el más revelador sobre lo acaecido. Pese a su resistencia inicial, derivando en segundo lugar las responsabilidades a su jefe, el delegado orensano de Vendex acaba reconociendo ante la juez los regalos, los pagos, los «enchufes» designados por el alcalde y otros imputados y hasta la relación directa entre tales cuestiones y el trato favorable que los agasajados daban a su empresa.

El BNG era el destinatario de miles de euros pedidos por su concejal a Vendex

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