El naval español prosigue con su incierta deriva
Desde que Holanda denunció en 2009 el método de financiación conocido como «tax lease», los problemas se multiplican
j. pan
Se podría decir que la primera ola que desequilibró el rumbo del naval español llegó en 2009, cuando los astilleros holandeses denunciaron ante la Comisión Europea el sistema de financiación empleado hasta el momento por los constructores navales españoles, el conocido como «tax lease». Desde ... ese momento, a los antiguos problemas del sector, anquilosados desde hace décadas, se suman nuevas dificultades que hacen que su rumbo sea incierto y que, hasta el momento, no haya habido un capitán capaz de enderezarlo.
1. El «tax lease» salió a devolver
Tras la denuncia de 2009, Bruselas comenzó a investigar el «tax lease» español, arrojando una sombra de duda sobre la viabilidad financiera de los astilleros privados de nuestro país. Sin financiación no hay barcos, y sin barcos no hay trabajo. Después de una investigación de dos años y de innumerables negociaciones al más alto nivel político, a mediados de julio de este 2013 el comisario europeo de Competencia, el socialista Joaquín Almunia, decreta ilegal el viejo «tax lease» y obliga a que los inversores devuelvan las ayudas recibidas entre 2007 y 2011 por financiar la construcción naval. Pareció entonces un mal menor, pues se especulaba con que pudiesen quedar anuladas las ayudas concedidas desde 2005. Esta orden sigue sin ser ejecutada por divergencias entre los Ejecutivos europeo y español sobre la cantidad a devolver, a pesar de que el plazo para hacerlo expiraba el pasado 18 de noviembre. España valora esta cantidad en torno a uns 126 millones de euros.
2. Incertidumbre sobre la nueva financiación
El noviembre de 2012, la Comisión Europea aprobó un nuevo «tax lease» que, basicamente, extendía los beneficios fiscales de este sistema a la construcción de otros bienes como trenes y aviones. No obstante, la incertidumbre sobre la devolución de los fondos del anterior «tax lease» y la conocida prudencia que caracteriza al dinero hace que el grifo de la financiación en España todavía siga cerrado.
3. De concurso en concurso
Fruto de los dos problemas anteriores, algunos de los astilleros privados españoles se vieron envueltos en serios problemas financieros. En 2011, el mayor de Galicia, Hijos de J. Barreras, entraba en concurso de acreedores, acompañado por el astillero vigués Factorías Vulcano , que también acaba de ser condenado a pagar 25 millones de euros por la quiebra del gijonés Juliana. Otros astilleros, no obstante, como el asturiano Gondán, sobrellevaron bastante bien la crisis y mantuvieron una amplia cartera de pedidos. Los gallegos también comienzan ahora, parece, a volver a ver la luz del sol, con la compra del 51% de Barreras por parte de la petrolera mexicana Pemex , confirmada esta semana .
4. Navantia quedará vacía en un mes
Los astilleros públicos no están tampoco en mejores condiciones. La carga de trabajo de los tres agrupados en Navantia (Ferrol-Fene, Cádiz-Puerto Real-San Fernando y Cartagena) es mínima y sus gradas quedarán totalmente vacías este mes de diciembre. Alcaldes de la zona de Ferrol, capitaneados por el regidor de la ciudad departamental, José Manuel Rey Varela, llevaron esta última semana sus críticas hasta la propia sede de Navantia, donde pidieron el cese de su presidente, José Manuel Revuelta , si se aprueba el plan estratégico de la compañía pública. Los astilleros de esta ría gallega llevan siete años sin recibir un pedido . Muestra de este declive es que cuatro buques gasistas, por valor de 600 millones de euros, que Gas Natural iba a encargar en Navantia se construirán finalmente en Asia.
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