Compostela se quita el musgo

Aunque el protagonismo lo absorbe el andamiaje que el pasado octubre comenzó a instalarse en la torre norte de la Catedral, en paralelo se están realizando diversas intervenciones. En la plaza del Obradoiro, justo enfrente, el Pazo de Raxoi —sede del Ayuntamiento— abrillanta su balconada. Se ha descubierto que parte de la forja de las barandillas procede precisamente del santuario jacobeo . El Pazo de Xelmírez, anexo a la basílica, también acoge en estos días operarios que lo habilitarán como espacio museístico.

No muy lejos avanza a buen ritmo la limpieza de la fachada de San Francisco. Antes se remozó el aspecto de la escultura que antecede a la iglesia. Se quiere que luzcan por el VIII Centenario de la Peregrinación de San Francisco de Asís recién iniciado. Dos conventos también experimentan arreglos en la capital. Desde mayo, se trabaja en el conjunto escultórico de la Borriquita del retablo pétreo de las Benedictinas de San Paio de Antealtares. La escena representa la huida de la Sagrada Familia a Egipto. Otro monasterio, el de las Mercedarias, ha sido el último en cubrirse de andamios. El objetivo en este caso —como en tantos otros— es solucionar la retención de humedades en la fachada. «La mayoría de lesiones que se pueden apreciar están ocasionadas por el agua» , explica la encargada, Rosa Benavides.

El entorno del Arco de Mazarelos también experimenta otra obra, pues el lateral de la Facultad de Geografía e Historia se oculta tras una malla. Hay, asimismo, obras en la capilla de Conxo o en el Mercado de Abastos , que culmina su profunda remodelación con la instalación de una ascensor que permitirá salvar el desnivel de la calle. Los pavimentos del casco histórico, lugar frecuente de paso de peregrinos y turistas, también se renueva; al igual que las siete fuentes históricas compostelanas, que pasan la estación ocultas tras las vallas, donde se trabaja para volverles a dotar de funcionalidad. Todo para que el paseo entre andamios de hoy recobre en un tiempo su fama.