Encuentran el resto de una lápida antigua en la fachada de la iglesia de San Francisco
Las labores de limpieza se centran en eliminación de humedades, plantas, mohos, algas y excremento de palomas
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Los trabajos de limpieza de la fachada de la iglesia del Convento de San Francisco, en Santiago de Compostela, han sacado a la luz el resto de una lápida antigua en la cornisa con una inscripción . «A pesar de que aparecieron más en ... otros puntos de la fachada, lo sorprendente es que esta se emplee como relleno en la cornisa del primer cuerpo del edificio, a 18 metros de altura», explica la arquitecta del Consorcio de la ciudad Idoia Camiruaga. A su juicio, «es posible que para la construcción de la iglesia se reutilizasen piedras de la iglesia original» .
En un comunicado, el Consorcio de Santiago explica que la intervención sobre la fachada principal de la iglesia, de finales del siglo XVIII, se centra en la eliminación de humedades, plantas, mohos y algas, además de la suciedad provocada por el excremento de palomas. Las obras, adjudicadas a la empresa Techné, tienen un presupuesto de algo más de 62.500 euros. Comenzaron en septiembre y está previsto que terminen en diciembre. También se descubrió que la figura de San Francisco y el ángel que lo acompaña, en el grupo escultórico situado encima de la puerta de la entrada de la iglesia , «estaban originalmente policromados», explica la nota. Aunque se conservan restos de color, es casi «inapreciable». «Sabemos que el lomo del libro que sujeta el ángel era rojo, que el propio ángel era rubio y que el paño que cubre su cuerpo era azul intenso», destaca la arquitecta.
«Sus alas son de madera y en sus orígenes estaban pintadas de blanco. La piedra de esta zona es la más blanda porque es la que tiene más dificultad de labra y, por lo tanto, es la que más sufre», indica. Los capiteles del cuerpo central del edificio también estaban pintados . Camiruaga señala que la acumulación de excrementos de paloma «hace mucho daño al conjunto escultórico y arquitectónico». Estas aves se refugian cada día en las cornisas protegidas de la fachada y son las que aportan la mayor cantidad de materia orgánica, semillas de plantas y suciedad.
Encuentran el resto de una lápida antigua en la fachada de la iglesia de San Francisco
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