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«Que no te den xuliana por rape»

En O canto da Balea enseñan a distinguir entre especies marinas y los motivos para hacerlo. Al final, se puede incluso degustar

«Que no te den xuliana por rape» miguel muñiz

abraham coco

Cuando Lara pasa por la pescadería o acude a un restaurante con su abuelo, él avisa: «¡Cuidado, que esta sabe!» . Licenciada en Ciencias del Mar, comparte preocupación por la pesca sostenible con los biólogos Rita y José Manuel . Tras años como técnicos de la Cofradía de pescadores de Lira, han formado O canto da Balea , un grupo con el que divulgan la pesca artesanal e intentan fomentar un consumo responsable .

Una de las fórmulas que emplean es un taller de reconocimiento de especies para saber quién es quién en el mar, en la plaza de abastos, en el mostrador del supermercado o en el plato del bar, para «que no te den xuliana por rape», resumen con la metáfora del gato y la liebre. La actividad está al alcance de cualquiera a través de la iniciativa «Come o mar» con el que los grupos de acción costera de Galicia, agrupados en Mar Galaica, buscan poner en valor el litoral de la Comunidad a través del turismo marinero y la gastronomía.

«Hay que demandar información», alientan tras haber puesto a prueba a la capacidad diferenciadora de los asistentes a la sesión. No hay ningún pleno al quince en aciertos. Todo lo contrario. Las desemejanzas de aspecto son muchas veces sútiles, aunque el precio no lo sea tanto. Tampoco el sabor, con el que remata el taller para probar cocinadas las especies que han servido de conejillos de indias.

Precio, calidad o simple diversidad

«La acedía no tiene nada que envidiar al lenguado y es unos cinco euros más barata»En algunos casos, es cuestión de euros, como en la lubina y el muxo o el percebe gallego y el marroquí , que pueden ir desde los 7 a los 20 euros. A veces cuestión de calidad, como ocurre entre el rape y la xuliana, que se llevan tres euros por kilo, pero «la carne del primero es mejor». También por simple conocimiento, como en el lenguado y la acedía. «Esta no le tiene nada que envidiar al lenguado y es unos cinco euros más barata. Es sabrosa y como consumidor te puede gustar una u otra o los dos —puntualizan—. No pasa nada por comer especies alternativas. De hecho, ayuda a reducir la presión sobre la especie principal y, por tanto, a conservarla».

Sin apenas zamburiñas

Puede ocurrir que sea cuestión de escasez, como con las zamburiñas, que apenas están presentes en las empanadas que bajo ese nombre se venden . En la mayoría de los casos, aseguran, están hechas con volandeiras: «La zamburiña se convierte en una marca y deja de ser una especie. Y terminamos llamando a una cosa lo que no es, como quien dice pimientos de Padrón».

«Quienes se encargan de comercializar estos productos argumentan que sería un lío para el consumidor hablar de tantas especies . ¿Y en el vino, qué? Se señala hasta el año en la etiqueta. Es potenciar la diversidad del mar», reivindican con sus enseñanzas.

«Que no te den xuliana por rape»

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