Más de medio siglo a pie de «A Pedra»
Isabel y Fernando son los últimos ostreros que quedan en el mercado vigués. Un oficio que «llevan en el alma»
E. P. RODRIGUEZ-SOMOZA
Es viernes y en A Pedra ya se empieza a notar el movimiento del fin de semana, aunque el tiempo no acompaña y no lo hará en los próximos días. Pero llueva, truene o granice, en la zona de las ostras no falta quien atienda ... a los turistas que se acercan hasta el Casco Vello de Vigo, única y exclusivamente, para probar uno de los manjares más deliciosos del mar. Porque son sus ostras las que han hecho famoso al mercado más turístico de cuantos se conocen en España.
La crisis se ha dejado notar. Solo hay que echar la vista diez años atrás para darse cuenta que son todos los que están, pero no están todos los que fueron. En la «Rúa da Peixería», conocida popularmente como «Rúa das Ostras», solo quedan Isabel Seoane y Fernando Martínez, que no pierden la sonrisa a pesar de que reconocen que «corren tiempos difíciles». Aun con todo, esta mañana no han parado de despachar.
Fernando se toma un respiro para responder el teléfono. «Ya está con otra entrevista, no para», se le oye decir a Julio Fernández Amandi, con quien comparte algo más que apellido pese a no ser familia. Julio es el gerente de «La Marina», una de las marisquerías de la zona. El puesto en el que Fernando lleva 25 años queda justo delante. «¿Ahora a dónde fue?», pregunta uno de los camarerosque espera para servir una docena de ostras -cuestan entre 12 y 15 euros, según sea el tamaño- a la pareja de la terraza.
Son Jorge y Carmen, un matrimonio de Asturias. Es la segunda vez que viajan a Vigo y dicen que las ostras de A Pedra son visita obligada. Aunque no todos se decantan por esta delicatessen. Es el caso de David y Lucía, una joven pareja de Barcelona que acabó por causalidad en la terraza del restaurante Bogavante. Ellos prefirieron probar el «Pulpo á feira», otro de los manjares de una tierra que si por algo es conocida es por su gastronomía. «No nos ha gustado nada, como ves», afirma con sorna enseñando el plato vacío.
Mientras, Fernando ya ha acabado su entrevista telefónica. Este martes el colectivo de vendedores de ostras de A Pedra de Vigo recibía la medalla del Mérito al Trabajo que les fue concedida el pasado mes de mayo por el Consejo de Ministros. «Todo un orgullo», asegura Isabel, sus palabras son suscritas por Fernando, el único hombre que queda en la profesión tras la marcha de José Carlos Cerqueiro, ya jubilado. Fue el primero de su sexo en ponerse al frente de un mostrador hace ya más de 30 años y todos por allí le recuerdan con cariño. Al igual que a Isaura, de las más antiguas de las ostreras. Lleva tiempo sin ir por ahí, está enferma.
«Hasta que el cuerpo aguante»
Un negocio de larga tradición que sobrevive gracias al turista nacional, «el vecino de Vigo viene cada vez menos», anota Isabel. No se puede quejar, dice, «esto se lleva en la sangre y seguiremos aquí hasta que el cuerpo aguante», añade. María su hermana ya solo va a ayudarle los fines de semana o cuando llega el verano, «en las épocas fuertes», aclara. «En invierno me apaño sola, hay poco movimiento», una afirmación en la que coincide de nuevo con Fernando, quien antes de vender suministraba las ostras. Heredó el negocio de su tía Carmen, que no tenía descendencia directa. Un oficio «duro y sacrificado», reconoce, que esconde auténticas sagas familiares, historias vivas de más de medio siglo abriendo ostras a pie de «A Pedra».
La medalla del Mérito al Trabajo es la última pero no la única de las distinciones que han recibido quienes se han convertido en un auténtico emblema de la ciudad, uno de los mayores reclamos turísticos del territorio nacional, «del mundo», corrige Isabel, orgullosa de su profesión. Y es que todos ellos se han hecho a sí mismos.
Junto con su hermana María, fue la encargada de viajar a Madrid a recoger el galardón, pero es nombrarle la palabra política y corta tajante: «de política yo no voy a hablar». Lo hace de nuevo sin perder la sonrisa. Sí se atreve de hablar de Soraya Sáenz de Santamaría y Fátima Báñez, quienes le entregaban la medalla. «Unos bellezones, son sencillas, buenísimas y naturales, nos trataron con muchísimo cariño», dice quien está acostumbrada a tratar con personajes públicos. Y es que por la «Rúa das Ostras» ha pasado desde Isabel Pantoja, Antonio Romero Monge y Rafael Ruiz Perdigones (Los del Río) y Bertín Osborne; hasta la cantante Paulina Rubio con su exmarido Nicolás Vallejo-Nágera, Vicente del Bosque o el expresidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Muchos famosos y políticos que no se han resistido hacer «la parada obligada».
«El trato es el mismo, no porque sean famosos hacemos distinciones», se apresura a puntualizar Isabel, al tiempo que atiende a Clara y Juan José, un matrimonio madrileño que aprovechó su primera visita a Vigo para degustar una buena ración de ostras. ¿Primera visita, pero no la última? «Volveremos», contestan. Y es que quien se atreve a probarlas, no se resiste a repetir.
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