Deportivo y Celta: vidas cruzadas a 164 kilómetros
Los equipos gallegos pasaron una temporada muy irregular. Crisis de juego y resultados, varios cambios de entrenadores y lesiones de jugadores importantes en momentos puntuales
Deportivo y Celta: vidas cruzadas a 164 kilómetros
Los dos equipos gallegos, Celta y Deportivo , retornaron de la mano a Primera División tras una temporada brillante en la categoría de plata. Ambos comenzaron con la ilusión de volver a la élite, pero con la incertidumbre de afrontar una campaña que, ... como finalmente se certificó, se antojaba complicada .
El Deportivo de La Coruña pasó un verano ajetreado. Con dos de los máximos artífices del ascenso como Andrés Guardado y Diego Colotto abandonando la nave, la plantilla quedaba tocada dada la complicada situac ión económica del club. Esto obstaculizó la capacidad para fichar nuevos jugadores, lo que provocó la necesidad de buscar saldos en el mercado como Marchena o Camuñas . Además, el equipo se encomendó a la labor del representante portugués Jorge Mendes, que hizo desembarcar en La Coruña a varios de sus clientes como Nelson Oliveira , Pizzi , Evaldo o André Santos en calidad de cedidos. Una solución a corto plazo que generaba dudas sobre el rendimiento de los nuevos y la cohesión que podía alcanzar el bloque en el inicio de campeonato.
Baile de entrenadores
La temporada no pudo empezar mejor para los coruñeses. Una victoria ante Osasuna y un empate contra un rival como el Valencia hacían presagiar la posibilidad de acomodarse en la media tabla, pero los errores defensivos pronto comenzaron a condenar al equipo a una dinámica negativa de la que parecía complicado salir. La entrada del club en concurso de acreedores y los retrasos en los pagos de la nómina de los jugadores agravaron esta situación y, como suele suceder en estos casos, el entrenador pagó con su cargo los malos resultados .
A José Luis Oltra lo sustituyó un compatriota de Mendes, Domingos Paciencia , al que si hubiese sido rey a buen seguro que lo hubieran apodado «El Breve». Después de apenas media docena de partidos el portugués se fue por donde vino y dejó paso a la era de Fernando Vázquez , que se encontró en Riazor un panorama desolador. Tras llegar a estar a nueve puntos de la salvación, obró el milagro de que el equipo llegase a la última jornada del campeonato dependiendo de sí mismo . Vázquez devolvió la confianza a jugadores y afición, por ello parece haberse ganado la renovación y encabezar un proyecto a largo plazo con el club blanquiazul.
De Herrera a Abel Resino
Por Vigo la temporada fue diferente. Una plantilla con la base de la campaña anterior reforzada con nombres como Park o Khron-Dehli tenía la intención de sobrevivir con la idea futbolística de Paco Herrera. El fútbol ofensivo y combinativo del cuadro celeste convencía pero no vencía. Las pérdidas de concentración en momentos puntuales condenaron al equipo a la parte baja de la clasificación durante toda la campaña.
La figura del entrenador también generó una profunda discordia. Al contrario de lo que le podía suceder en el Deportivo, la mayoría de la afición nunca dudó de que Herrera, el entrenador que había devuelto al equipo a la máxima categoría, era la persona ideal para guiar al equipo. La directiva no compartió este pensamiento y sustituyó a Herrera por Abel Resino sin siquiera comunicárselo en un primer momento al primero.
La llegada del antiguo técnico de Granada y Atlético de Madrid también estuvo rodeada de polémica porque pretendía traer consigo como segundo entrenador a Salva Ballesta , cuya ideología política no sentó bien entre los radicales celtarras, de marcado carácter independentista. Al final, la presión de ese sector de la afición ocasionó que Salva no llegase a firmar su contrato.
Resino nunca consiguió imprimir una actitud diferente al equipo y, por si fuera poco, pareció empeorar la vistosidad del juego . La ausencia de un jugador importante para los celestes como Iago Aspas en un tramo decisivo de la temporada debido al cabezazo que propinó a Marchena en el derbi fue otro de los factores que lastró al conjunto en la recta final del campeonato.
La segunda vuelta fue para ambos clubes una montaña rusa de subidas y bajadas en la clasificación. Las emociones estuvieron a flor de piel a lo largo de toda la campaña y, hundidos ambos por momentos en la clasificación, la mejor de las esperanzas fue durante muchas jornadas poder llegar al final viendo la orilla, aunque solo fuese para poder morir extenuados en ella.
Ver comentarios