Varias personas relacionadas con la industria del marisco, que fueron llamadas a declarar como testigos en el juicio del «Prestige», afirmaron este martes que la marea negra provocó un fuerte descenso en las ventas de marisco, que atribuyeron al miedo a que el producto estuviese ... contaminado. Estos testigos compararon la alarma social a la derivada de la crisis de las vacas locas, cuando las industrias cárnica y lechera sufieron fuertes caídas en la facturación.
Estas declaraciones buscan probar los daños que se reclaman por responsabilidad civil. Una de las más sonadas fue la del exgerente de la grovense Industrial Depuradora de Mariscos (Indemosa), Carlos González, que cifró el descenso de las ventas de su empresa en un 25% durante el último trimestre de 2002 y aseguró que «pérdidas de ventas hubo en todas» las compañías.
Una trabajadora de otra depuradora, Isabel Mosteiro, atribuyó estos descensos al «miedo de los clientes», que hizo que algunos de ellos comenzaran a adquirir mejillón de Chile en lugar del gallego.
Además, la alarma social no fue el único problema al que tuvo que enfrentarse el sector. González apuntó que en los meses posteriores al hundimiento del Prestige hubo falta de suministro «porque los mejilloneros se fueron a recoger chapapote» y que había que limpiar los depósitos «casi todos los días» por la presencia de fuel.
El «Prestige» provocó con las ventas de marisco lo que las vacas locas con las de carne
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