Carmen Jordá: perseverancia hacia la F-1

Carmen Jordá (Alcoy, Alicante, 28/5/1988) escruta un viaje, al que todavía le queda mucho recorrido, que le ha ido llevando por todo el mundo, pilotando en circuitos de infinidad de países, pasando por las diferentes categorías bolidísticas , progresando, estancándose, encontrando puertas abiertas, viendo otras cerradas. Pero sin perder la idea vital de seguir enfundada en un mono, encajarse el casco, ajustarse los guantes, hacerse una con el monoplaza y competir. De fondo, el amor por las cuatro ruedas le viene de cuna . Su padre, el expiloto José Miguel Jordá, le sirvió de figura de proyección.

Pasado el tiempo, buceando por lo aprendido en el karting , la Fórmula 3 , las « Firestone Indy Lights » en Estados Unidos o las GP3 Series , sintiéndose ahora curiosa por todo lo que pueda darle para sí el asiento en Lotus , reflexiona sobre el automovilismo, del que dice que «me ha dado mucho crecimiento profesional y, sobre todo, personal. He madurado en muchos aspectos. Pero ante todo me ha permitido estar en lo que es mi pasión» y subraya que trabajó en su experiencia vital «la determinación y la capacidad de sacrificio que hay que tener en el deporte».

Jordá siempre ha defendido el papel de la mujer en el deporte . Obviamente le toca de cerca el automovilismo. Dos tienen inscrito su nombre entre las escuderías del mundial de F-1: Susie Wolff , como reserva de Williams, y la propia alcoyana. «Wolff ya lleva tres años de piloto de desarrollo. Este año está como tercer piloto. Ella ahora es un poco mi esperanza. Cuando estaba en GP3 la veía y decía: ‘Si ella está ahí, yo puedo estar y hacerlo igual de bien’ », mantiene.

Pero sigue siendo escasa la presencia de mujeres en el gran circo automovilístico. Entiende Jordá que el proceso de apertura de esa pesadísima puerta -si se diese- «será una cosa natural. Poco a poco. Es un deporte en el que las mujeres compiten al mismo nivel que los hombres. No hay categorías para unos y otros. Hay muchas barreras y efectivamente es muy complicado que haya un equilibrio. Creo que nos merecemos que haya un campeonato de F-1 para competir entre nosotras como sí sucede en los demás deportes». Asumida la estructura y el modelo de organización, la alicantina defiende que «lucho por ser al menos la mejor mujer en el automovilismo».

Perseverancia. Constancia. Insistencia. Creencia en que podía. Fortaleza cuando las cosas se torcieron. Se crió en el mundo del karting. Progresó mayúscula y encontró las puertas abiertas de la Fórmula 3. Ahí compitió en la formación de Adrián Campos. Se marchó luego a Estados Unidos . «Fue una etapa muy dura. Lo decidí con 21 años. Estaba sola en un campeonato en el que tienes que viajar a muchos sitios que para mí eran desconocidos y vivir en un país con costumbres diferentes. Lo pasé mal, porque a veces no sabía hacia dónde mirar» , recuerda.

Regresó a Europa para correr en GP3. Le costó adaptarse al coche. Pero como de costumbre se rehizo para alcanzar el sueño y abrazar la F-1 con Lotus: «Queremos hacer las cosas bien para que esté cómoda con el coche. Trabajar. Controlar todos los aspectos. Ahora mismo no puedo pensar en que quiero correr en F-1, sino que tengo que ir paso a paso» . Su idea es que su nueva realidad así siga siendo durante mucho tiempo. Todavía tiene asfalto que recorrer.