LOS EFECTOS DE LA SEQUÍA
La Comunidad Valenciana afronta agosto con la menor reserva de agua de España
Los embalses de la región apenas acumulan un tercio de su capacidad y almacenan 274 hectómetros cúbicos menos que hace un año
La Comunidad Valenciana afronta agosto con la menor reserva de agua de España
La Comunidad Valenciana es la autonomía que afrontará el mes de agosto con la menor reserva de agua de toda España –a la par de Murcia– ya que sus embalses se encuentran al concluir julio al 35% de su capacidad total, con 859 hectómetros cúbicos ... de los 2.446 que podría acumular.
En el mapa nacional, quienes mejor están son los catalanes y los cántabros, con porcentajes del 85% y el 82%, respectivamente, y prácticamente en todo el territorio gozan de una situación mucho mejor que valencianos y murcianos, donde más acusada está siendo la sequía, dado que en todas las comunidades disponen de más del 60% de la capacidad de sus embalses, con excepción de Castilla-La Mancha, donde no obstante están al 52%, casi 20 puntos por encima de la Comunidad Valenciana.
En un análisis en perspectiva, Alicante, Valencia y Castellón han perdido nada menos que 274 hectómetros en comparación con el volumen hídrico embalsado en la misma semana del año pasado, una merma del 46%, y del 37% si se ven los datos de hace una década. Solo en los últimos siete días se ha reducido en 21 hectómetros.
Esa falta de precipitaciones , además, no es generalizada en toda la Península Ibérica, sino que en amplias zonas ha llovido incluso más de lo normal. De hecho, al terminar julio del año pasado, los embalses se encontraban solo seis puntos porcentuales por encima que hoy, al 79% frente al 73% actual, en la media global de toda España, en la que influye la dramática situación de las cuencas del sureste, lo que implica que en otras se encuentran mucho mejor.
Riegos y conductividad
Los principales afectados por esta escasez de recursos, hasta la fecha, han sido los agricultores y los ganaderos , sin que se hayan sufrido restricciones en el consumo humano de agua potable en las ciudades.
El campo se regó durante el invierno con una frecuencia y caudales típicos del mes de mayo y junio, cuando habitualmente ya no se registran precipitaciones. Eso ya disparó los costes en unos 40 millones de euros solo en Valencia, según cálculos de Asaja.
En cultivos tan fundamentales para la economía valenciana como los cítricos, los profesionales vieron esfumarse su rentabilidad al tener que asumir la factura inesperada de compensar la falta de agua ocasionada por la sequía más grave de los últimos 50 años , o incluso más, según quien hacía el balance. De hecho, en las estadísticas se han agotado los datos de archivo desde que se recaba esta información en la búsqueda de un año tan seco como el actual.
En el caso de la zona más al sur, en la huerta alicantina y murciana lamentan el exceso de conductividad en el agua, al agotar los pozos y extraer los caudales a mucha más profundidad de lo usual. Desde la federación nacional FEXPHAL, presidida por el alicantino Jorge Brotons, detallaron que el riego continuado en estas condiciones deteriora la características naturales del suelo, ya que la lluvia se encarga de limpiar de sales los terrenos y este proceso primordial no se ha dado desde hace meses. Este sector, además, representa la punta de lanza de las exportaciones en esta provincia, incluso en los tiempos más duros.
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