DEPORTE FEMENINO
Una «Guerrera» naciente
Sheila Segura, jugadora del Canyamelar Valencia, crece con casta en el balonmano hacia la selección española
Una «Guerrera» naciente
Ese constante hormigueo en el estómago. Ese nervio que nace en las entrañas siempre -ya sea en cada entrenamiento o en cada partido-. El asomarse día a día al deporte sin que exista nada capaz de distorsionar la pasión hacia una disciplina . El ... ver que el idilio nacido tiempo atrás se mantiene inquebrantable. El querer crecer. Y mejorar. Y acumular experiencia. Y brindar el mayor de los esfuerzos. Y estar listo para los sacrificios que exige el alto rendimiento . Y caminar firme por la competitividad y la profesionalidad -pese a que las condiciones económicas actuales no respalden esto último, pues en muchos casos se paga (o casi) por competir o con suerte da para los gastos-. El deporte de elite , al menos el que escapa a lo circense, exige darlo todo . Y cuando eso sucede el resultado es la veracidad del deportista.
Las «Guerreras» del balonmano español responden a todo ello. Y lo hacen las que están en la elogiada selección nacional y las que ensueñan con estar en algún momento . Después de ir a consultas con figuras de sobrado crédito en el balonmano femenino nacional y de una entrevista con Sheila Segura Grau (Ribarroja, Valencia, 22/8/1993) se advierte que la central del Handbol Canyamelar Valencia encaja con toda solvencia con ese perfil de nueva «Guerrera». Se mira en la enorme Marta Mangué. «Siempre ha sido para mí muy grande, la mejor», asegura. Un espejo en el que mirarse. Sheila, de 20 años, es bravura, casta, velocidad, incluso tiene sus momentos de deportista indomable ... Su alto nivel competitivo no está reñido con el tener los pies en la tierra. Consciente de su juventud y de que el camino es muy largo, tiene claro que «lo que tengo que hacer es mejorar, crecer, acumular experiencia... y ya se verá» .
Lo indudable es que lleva un camino firme . Tuvo su primer contacto con el balonmano con 9 años . Entonces para ella era una actividad extra escolar en la que «me divertía mucho. Estaba muy a gusto jugando», pero Alfonso Alférez la descubrió y la llevó al desaparecido Cementos La Unión Ribarroja. Para Sheila era diversión y deporte, pero sin darse cuenta crecía en el balonmano. «Siendo infantil, con 12 años, jugué ya con la Selección valenciana . Eran torneos de fin de semana, pero no me quería separar de mi madre. Le decía: ‘no quiero ser buena, sólo quiero divertirme’, porque no quería estar fuera», explica.
La valenciana evolucionaba. Y después de sus entrenamientos veía los de las jugadoras del equipo absoluto que entrenaba Gregorio García. «Me fui dando cuenta de que quería ser como ellas» , comenta. Su recorrido por las categorías inferiores fue unido con nuevas convocatorias con la selección valenciana y también con la española -con el combinado nacional a Sheila sólo le resta debutar con la absoluta-. Fueron clave en esos momentos Silvia del Olmo y el seleccionador Genaro Félix .
Con quince años ya hizo la pretemporada con el Cementos que competía en Europa. Cumplidos los 16 , teniendo la edad permitida, debutó en la máxima categoría del balonmano femenino nacional . Después jugar una campaña completa en el equipo de Ribarroja. Dio un nuevo paso. Salió de casa para jugar dos años en el Elda Prestigio . «Mis padres siempre me han apoyado muchísimo. Así fue cuando fui a Elda. Venían a verme todas las semanas. Si ha habido en mi vida que elegir entre el balonmano y otra cosa siempre ha sido el balonmano y así seguirá siendo» , subraya.
Todo a su tiempo
Concluida la etapa en el club alicantino, regresó a casa para fichar con el Aicequip (primero a las órdenes de Natalia Morskova , luego de Susana Pareja), que hoy es el Handbol Canyamelar Valencia. La presente es su segunda temporada. «Creo en nuestras posibilidades de estar cerca de los equipo fuertes de la liga y en poder entrar entre las ocho primeras para jugar la Copa de la Reina », asegura la jugadora dirigida por Susana Pareja .
Sheila, un torbellino, pura energía, risueña fuera de pista, de mucho carácter dentro , reconoce que le gustaría tener «una experiencia deportiva fuera de España . Primero es mi club, pero sí es cierto que si se diese la oportunidad sería una aventura que querría vivir». De hecho, el noventa por ciento de las jugadoras de la selección nacional, por crecimiento deportivo y económico, pues en España está arrasado el balonmano femenino, juegan en ligas como la francesa o la danesa .
La valenciana, estudiante de TAFAD, sueña con ser internacional absoluta: «Hasta el momento he ido en categorías inferiores siempre hasta junior (sub’18 y sub’19), pero me falta la absoluta. Me gustaría sentir que es eso» .
«Una vez recibí un correo de la Federación española, que enviaron a un número bastante importante de jugadoras, como a unas cuarenta, para pedir tallas, información, imagino que para tenernos controladas. Solo recibiendo ese mensaje casi me pongo a llorar» , recuerda Sheila. Su objetivo es crecer con su equipo, ser cada día mejor y hacer lo que esté en su mano para llegar a la absoluta. ¿Río 2016? Ni lo piensa. Para ella lo importante es que «el balonmano siempre ha sido mi vida. No me veo fuera del balonmano» .
Ver comentarios