Una velocista en potencia

La atleta, de 22 años, del «Valencia Terra i Mar», que se entrena a las órdenes del plusmarquista español Venancio José Murcia, compagina su vida entre el atletismo y sus estudios de Enfermería. Su elección es el deporte y la formación. Y la apuesta está hecha.

Organiza su vida entre los entrenamientos para preparar la temporada de atletismo, con una primera gran cita en la Copa de la Reina del próximo mes de enero, y las prácticas en el hospital La Fe de Valencia, además de cursar sus estudios, pues está en tercero de carrera. Cristina, de gesto bondadoso y mirada sincera, se presenta con su yo más amable y generoso en la unidad de Oncología infantil. No es fácil. Quizá hay que estar hecho de otra pasta. Ella intenta hacer la vida más sencilla a los pequeños y porta con orgullo una pulsera que le regaló una de sus niñas.

Y cuando no está en el hospital o estudiando y respondiendo modéllicamente también en lo académico, entrena y su pensamiento muta hacia la ambición del deportista exigente y con carácter. «Estoy con muchísimas ganas. Estoy entrenando con alguien que me da mucha energía, mucha motivación, que ha sido velocista, de modo que me transmite lo que siente y sabe explicar cómo hacer las cosas y qué puedes conseguir. La confianza es muy importante», explica la velocista.

Cristina es de cuna deportiva. Su padre, Javier Castellar, fue ciclista profesional. Reconoce que en casa «siempre nos han inculcado desde pequeños el deporte como algo prioritario». Natación, baloncesto, ballet... Un cambio de residencia y la

sugerencia de una de sus maestra a su madre le llevó a comenzar en esto del atletismo. «El primer año fui al campeonato por federaciones de España en altura y en el relevo 4x300. Lo hice regular, tirando a mal. Llevaba meses. Ingresé un año más tarde, en juvenil de primer año, con el ‘Valencia Terra i Mar’ y gané mi primera medalla nacional. Quedé tercera», recuerda. Luego se fue definiendo hacia la especialidad de los 200 metros.

Cristina Castellar ha ido creciendo, aunque ha tenido que superar varios capítulos que afectaban a su salud. «Siempre he tenido en cada año algún problema. O me han operado, o he tenido alguna lesión, nunca he podido entrenar un año entero sin ningún problema», lamenta la atleta, quien proyecta su mirada hacia 2014 con ilusión, pero con los pies en la tierra. Sabe que le queda camino por recorrer, pero quiere al menos tener la oportunidad de hacer balance respecto a una temporada limpia. «Me dice mi entrenador que tengo muchas cosas por mejorar, y soy consciente de ello. Espero que este año salgan cosas. Creo que hasta el momento no he corrido lo que valgo. Mi sueño es alcanzar la internacionalidad», desea.

La joven atleta, para quien el deporte es un fundamental en su vida, aconseja y es ejemplo de ello que el deportista se forme académicamente. Sin embargo, echa de menos más flexibilidad, incluso comprensión, para poder compaginar ambos ámbitos. Ella misma ha tenido que escuchar: «¿Eres deportista? Pues no creas que puedes hacer las dos cosas a la vez». La respuesta de ella fue y es con hechos. Se puede -y se debe-.