De camisetas del Barça a aceite de oliva: un hombre instala un bazar en su casa con productos robados

Desde el mes de enero, los agentes estaban realizando una investigación sobre el camino que sigue la mercancía sustraída de los establecimientos de la capital de La Plana. Las vigilancias y seguimientos, les condujeron nuevamente a un domicilio situado en la calle San Roque.

Según la investigación, en la vivienda se compraba el material directamente a quienes lo habían sustraído, y allí mismo lo ponían a la venta, acudiendo vecinos de la zona para adquirir los artículos a un precio inferior al de mercado.

Durante la entrada y registro que se efectuó al domicilio, los agentes se incautaron 6.600 euros, un ordenador, un cortapelo, un exprimidor, una batidora, cuatro teléfonos móviles, una cámara de fotos, dos pares de zapatillas de deporte, siete perfumes, ocho botellas de vino, cuatro de vermut, dos de cava, una de licor y una de sidra, varias bolsas de tabaco, nueve paquetes de café, ambientadores, trece botes de champú, cuatro maquinillas de afeitar y cinco cajas de recambios , seis paquetes de cereales, 11 paquetes de chicle, cabezales de cepillos eléctricos, diez geles de ducha, cinco botes de detergente para lavar vajilla, seis botes de sirope, cinco cajas de bombones, caramelos, cinco tarros de miel, veinticinco latas de atún, doce botes de tomate frito, una docena de botellas de agua con sabores, cuatro botellas de aceite de oliva, cinco paquetes de papel de cocina, cuatro de pañuelos y dos de servilletas, espuma de afeitar y pasta de dientes.

Esta persona ya fue detenida en otro domicilio de la misma calle por hechos casi idénticos en el año 2011, incautándose al igual que en esta ocasión una gran cantidad de género que presuntamente procedía de hurtos. El detenido cuenta con antecedentes policiales y ha sido puesto a disposición de la Autoridad Judicial.

La Policía Nacional, quiere advertir a los ciudadanos, que la persona que compra mercancía a sabiendas que procede de la comisión de un delito, comete un delito de receptación, que está castigado hasta con dos años de prisión, y que además, al adquirir productos en estos pisos, el «consumidor» no tiene ningún tipo de garantía sobre su calidad ni su conservación.