DEPORTES
De grandes peloteros a pufos en Mestalla
RAÚL COSÍN
De un astro mundial como Romario, a estrellas internacionales como Kluivert, Marcelinho Carioca, Karpin, Zahovic, o futbolistas que llegaron con un cartel demasiado recargado para lo que ofrecieron como Sabin Ilie. Otros fueron negocios tremendamente dañinos para las arcas del club de Mestalla. El Valencia ... ha tenido en sus filas en sus más de noventa años de historia a grandes futbolistas nacionales e internacionales. Leyendas algunos. Mitos otros. Carismáticos muchos. Buenos profesionales otros tantos.
Pero por el camino han vestido la camiseta valenciana estrellas que se estrellaron porque hablaron más que hicieron, o talentos que pudieron brillar pero que echaron por tierra sus cualidades, o apuestas de relumbrón que quedaron en nada. Al final, pufos. De esto no se salva ni un sólo equipo. La lista de jugadores que salieron rana es amplia y ya queda clara esa idea sólo con una revisión de los últimos 20 años.
La decepción sobre la figura de Fernando Gago es de rabiosa actualidad. El centrocampista argentino llegó al Valencia el pasado mes de julio. Jugó la pasada campaña en el Roma italiano, cedido por el Real Madrid. Gago, fichado por cerca de cuatro millones de euros, llegó con la vitola de futbolista único que podía ser la pieza que con ansiedad se ha buscado para cubrir el puesto de Albelda.
Pero la falta de compromiso del jugador, los aires de grandeza y el flirteo con Boca Juniors, además de que el nivel ofrecido ha ido de más a menos, le ponen fuera de la disciplina valencianista. Esto aún no se ha dado. Y de seguir tiene la oportunidad de redimirse y no entrar en un grupo de futbolistas estrellados bajo el murciélago.
Porteros
El Valencia históricamente ha tenido su portería bien cubierta. En las dos últimas décadas podrían nombrarse a figuras de primer nivel como Ochotorena, Sempere, Zubizarreta, Cañizares, o Palop. Hoy existe el debate entre Diego Alves y Guaita. Pero en este periodo destacan dos figuras porque las cosas no le salieron en Mestalla. Gustavo Campagnuolo se enfundó los guantes en el club de Mestalla en la temporada 1997-98. El club pagó 100 millones de las antiguas pesetas al Deportivo Español.
El argentino debutó encajando seis goles ante el Salamanca, un recién ascendido. El espigado arquero jugó dos partidos oficiales con el Valencia y recibió 8 goles. Al finalizar esa temporada regresó a Argentina. Timo Hildebrand llegó con la carta de libertad en 2007 después de proclamarse campeón en Alemania con el Stuttgart. El portero alemán tuvo sobre todo problemas con Santi Cañizares y la adaptación no se llegó a producir.
En la campaña 2007-08 jugó 41 partidos. Se proclamó campeón de Copa del Rey con el Valencia en 2008. Sin embargo, nunca acabó de cuajar y mostrar las cualidades que sí presentó en la Bundesliga. Salió en 2009 con la carta de libertad. El Valencia se ahorró 4 millones de euros.
Defensas
En 1992 llegó al Valencia un defensa top. Miodrag Belodedici, campeón de Europa y de la Intercontinental con el Estrella Roja, acudía para reforzar una defensa que de por sí rozaba la internacionalidad de sus integrantes. Belo llegaba con la vitola de estrella. Un juego sosegado y técnico, pero para nada solvente, sobrio o contundente. Cansó a Mestalla en dos temporadas. Se esperaba mucho más del rumano.
Héctor Cúper en su etapa en el banquillo valencianista hizo una apuesta fuerte por Daniel Fagiani. Un talentoso argentino llegaba para ser titular y dejar fuera a un jugador de la casa como Juanfran. Fagiani no aportó en la campaña 1999-00. No fue considerado ni alternativa en la final de la Champions para sustituir a Carboni.
Más próximo en el tiempo está Asier del Horno. Juan Soler sacó de las arcas del Valencia 7 millones para pagar el traspaso del lateral vasco al Chelsea, haciéndole un contrato por seis temporadas y una ficha fuera de las posibilidades del club. Del Horno escribió su historia entre lesiones y cesiones hasta que salió en 2011. Puro talento echado por tierra.
Sin ser un caso tan sangrante, Alexis Ruano, seguido de cerca por Real Madrid y Barcelona en su primera etapa en el Getafe, fichó en 2007 por el Valencia, que pagó 6,5 millones. Se le presumía mucho al central andaluz, incluso tuvo algún periodo bueno, pero la vida extradeportiva acabó por ser definitiva en su rendimiento y en su salida en 2010.
Centrocampistas
El Valencia realizó una operación de calado para reforzar su centro del campo en la temporada 1996-97. Para la banda derecha firmó a Valery Karpin. El Valencia pagó la cláusula de rescisión del estonio a la Real Sociedad: 1.000 millones de las antiguas pesetas. Su estancia en el club de Mestalla fue de una temporada con más pena que gloria.
Para la mediapunta, un fichaje de campanillas: Ariel «Burrito» Ortega. La entidad valencianista firmó a la estrella de Argentina y de River por 1.700 millones. Imborrable es la imagen del «10» marcando al Barcelona, pero su paso por Mestalla estuvo más ligado a la iirregularidad y los problemas con Claudio Ranieri. Estuvo una temporada, la 97-98, pero con cesión a la Sampdoria incluida. También fue la campaña de las llegadas a Valencia de jugadores como Morigi, que llegaba como lateral izquierdo, pero nunca se acabó de saber cuál era su posición, y Marcelinho Carioca. Dos campañas insustanciales del primero, y una para el brasileño, por el que se pagaron siete millones de dólares para que participase únicamente en cinco partidos de Liga.
También vieron frustrado por su paso por el Valencia en los noventa jugadores como el peruano Chemo del Solar, que llegó de la mano de Jorge Valdano (97-98) y no funcionó; el rumano Gabi Popescu llegó después de un aceptable Mundial del 98 y previo pago de mil millones de pesetas al Salmanca, pero dio una campaña gris. Compatriota de Popescu era Denis Serban, que llegó en el mercado invierno del curso 98-99, pero a lo largo de cuatro temporadas, con sucesivas cesiones, no ofreció nada al Valencia.
En el recuerdo de la final de la Champions de 2001 aparece Zlatko Zhovic. El esloveno pudo rematar al Bayern sin necesidad de alcanzar la tanda de penaltis, pero erró. Igual que le sucedió en la serie de pena máxima. Zahovic pasó una temporada en la que destacó más por su mala relación con Cúper. El esloveno supuso un fichaje de 1.400 millones de pesetas, luego sirvió de moneda de cambio para la llegada de Carlos Marchena.
Ya en el nuevo milenio, sin ser los únicos nombres decepcionantes, cabe destacar a Manuel Fernandes. Por el joven portugués se pagaron en la temporada 2007-08 un total de 18 millones de euros. El paso del luso, al que se le presuponía mucha calidad, sólo se le vio con contundencia en la noche valenciana, además de protagonizar algún que otro capítulo en trifulcas, en las que también estuvo Miguel Brito. El enganche argentino Alejandro «Chori» Domínguez, hoy en el Rayo, también se postuló como un jugador tormentoso y de escaso rendimiento.
Delanteros
Ni Luis Aragonés, en la temporada 96-97, ni Claudio Ranieri, en la siguiente, estuvieron dispuestos a digerir las locuras del fichaje de Paco Roig. Romario, el astro brasileño, disfrutó más en la noche valenciana que en el campo. Con la camiseta valencianista en dos temporadas, con sendas cesiones, sólo jugó 11 partidos oficiales y marcó cinco goles. Romarinho fracasó por completo en la ciudad del Turia, o quizás poco le importó. El brasileño llegó con la carta de libertad y Roig le aseguró un contrato de 160 millones de pesetas.
Antes de la tormenta Romario, el Valencia ya había errado con las incorporaciones de jugadores como la estrella colombiana Víctor Hugo Aristizabal, que a penas jugó unos meses con el club de Mestalla y sólo marcó un tanto en un amistoso, u Oleg Salenko (94-95), que vistió de blanquinegro tras brillar con el Logroñes y ser máximo goleador del Mundial de Estados Unidos. El ruso costó 300 millones de pesetas. 25 partidos y siete goles después, y tras varios problemas extradeportivos, el Valencia lo traspasó al Glasgow Rangers.
Fiasco también fue el del rumano Sabin Ilie, hermano de Adrián. Descubierto a Adrián, después de una brillante media campaña en el curso 97-98, Sabin llegó como «el hermano bueno», según dijo Pedro Cortés, una temporada más tarde. Jugó once partidos y marcó tres goles.
En la temporada 98-99, se buscó más gol con Cristiano Lucarelli, pero «El Toro de Livorno» no funcionó. Estuvo una sola temporada en Mestalla antes de regresar a Italia. Marcó un gol en Liga. Poco después, en la 2000-01, se buscó un artillero con Diego Alonso, pero «El Tornado» no cuajó. Los problemas extradeportivos cortaron pronto su paso por el Valencia, que pagó por él nueve millones de dólares. Como valencianista anotó ocho goles.
Más tarde, jugadores como Bernardo Corradi, Marco Di Vaio o Francesco Tavano, incluso Stefano Fiore, aunque éste era centrocampista, llegaron en una época excesivamente convulsa. Incorporaciones caras (las de Corradi y Fiore a cuenta del traspaso de Mendieta al Lazio), posteriores a la brillante época del Valencia de Benítez, que no disfrutaron en la ciudad del Turia. Sí lo hizo, aunque fuera del terreno de juego, el holandés Kluivert. La «Pantera negra» llegó como estrella del proyecto 2005-06 de Quique Sánchez. Y aterrizó con la carta de libertad. Se estrelló por su falta de compromiso. Once partidos y un gol.
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