Hazte premium Hazte premium

L'Hospitalet: la ciudad dormitorio se despierta

La segunda ciudad de Cataluña confía en la fuerza de la cultura para convertirse en el Brooklyn de Barcelona

L'Hospitalet: la ciudad dormitorio se despierta inés baucells

ana luisa islas

El símbolo de la ciudad de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) es una escultura creada por el artista barcelonés Eduard Arranz-Bravo . «L’Acollidora» (La Acogedora), en palabras del mismo Arranz-Bravo, representa la voluntad de la ciudad de recibir a ciudadanos que vinieron de distintos lugares. En efecto, la ciudad acogió a muchos que buscaban llegar a Barcelona y se quedaron a solo un paso. Siguiendo su naturaleza hospitalaria (ya su nombre lo dice), la segunda ciudad más grande de Cataluña sigue con los brazos abiertos.

Ahora, en lugar de inmigrantes de toda España, L’Hospitalet recibe a artistas de todo el mundo. La cultura ha apostado por esta «ciudad dormitorio». En respuesta, los hospitalenses la acogen, la apoyan y la hacen suya. Y gracias a ella, el municipio despierta poco a poco. «Barcelona ya tiene muchas fundaciones, este era un sitio virgen que necesitaba cosas, por eso decidí abrir la fundación aquí», explica Arranz-Bravo, en el espacio que lleva su nombre en L’Hospitalet de Llobregat.

Desde su apertura, en 2009, la fundación ha recibido a más de 6.000 niños de las escuelas del municipio. «Una ciudad que no tiene cultura no tiene perfil; esta ciudad es muy grande y tiene pocas galerías de arte», agrega el escultor. Iniciativas como la que él lidera comienzan a florecer como la setas en una ciudad que hasta hace pocos años se forjó gracias a los propios ciudadanos. La respuesta de los vecinos ha sido volcarse hacia estos espacios. «La fundación está viva gracias a la gente que viene aquí», apunta Arranz-Bravo.

Y también gracias a la que trabaja en el barrio. Es el caso de los 45 artistas que «habitan» la Fábrica Freixas , a unas cuantas manzanas de la fundación. Actualmente, jóvenes de los colectivos que trabajan en esta antigua fábrica de televisores Philips exponen sus obras en la Fundación Arranz-Bravo. Muchos son extranjeros que viven en Barcelona y se desplazan diariamente hasta aquí, como la escultora Sophie Elizabeth Thompson. «Llegué hace siete años y me enamoré del espacio», explica.

Esta artista inglesa dirige un colectivo (BCN Studios) en conjunto con la ceramista italiana Paola Masi , quien descubrió el edificio algunos años antes. «En Barcelona es difícil el acceso a lugares diáfanos, con esta luz y un montacargas», explica Masi. El edificio les enamoró, el apoyo a la creación de su dueño y administrador, Xavier Pons, les hizo quedarse. «Los artistas no tenemos nóminas y eso lo entiende Pons, es un trato de palabra y confianza el que tenemos con él», agrega.

Para Arranz-Bravo, «en Barcelona todo está trillado, quemado y definido» ; en cambio, «en L’Hospitalet hay muchas posibilidades de crear y mejorar». La fundación, además de promover la obra del escultor, tiene dos compromisos principales: secundar a artistas emergentes y vincularse con el territorio. «Apoyamos la antítesis de lo que se está haciendo en Barcelona», explica Albert Mercadé, director artístico del espacio. «Aquí le damos lugar a la plástica y allá están enfrascados más en lo conceptual», comenta.

Para él, en Barcelona, estos artistas no tendrían una posibilidad de exponer y aquí reciben una plataforma que les puede abrir más puertas. Desde que se abrió la exposición, el 13 de junio pasado, ya hay varias personas que se han interesado por el trabajo de los artistas que la forman, entre ellos Thompson, Masi, así como Raúl Hernández, Francesca D’Alfonso y otros. En L’Hospitalet, los trabajos de estos jóvenes estarán al alcance de propios y extraños hasta el 29 de septiembre.

En cuanto a la vinculación con el territorio, la fundación ha creado diversos proyectos. Uno de los más importantes es el de «Apropa't a l'Art» a través del cual se vinculan con escuelas para formar a los profesores en materia artística. «El problema no son los niños, sino los profesores», explica Albert Mercadé. El programa, que dura un año, incluye educación al profesorado, talleres con los niños, visitas a la fundación y la realización de un mural en la escuela, en conjunto con los alumnos, en ocasiones con ayuda del mismo Arranz-Bravo.

Hasta ahora, han trabajado en tres escuelas, esperan que el apoyo del Consistorio continúe para poder llegar a más. «El Ayuntamiento nos ayuda económicamente y nosotros le damos vida a la ciudad, la ponemos en el plano», dice el escultor barcelonés, quien al crear la fundación donó toda su obra que ahí se expone a la ciudad, entre ella un prototipo de «L’ Acollidora». «Le damos una razón a la gente para coger un transporte y venir a L’Hospitalet», subraya.

¿L’Hospitalet igual a Brooklyn?

Desde el Ayuntamiento se manejan varios frentes para apoyar la cultura, a través del apoyo a fundaciones como ésta, pero también a través de una escuela de música, de las bibliotecas municipales, entre otros proyectos. «Queremos que la ciudad sea una referencia en el tema cultural dentro del área metropolitana», explica la actual edil de la ciudad Núria Marín i Martínez, que en diversas ocasiones ha mencionado la posibilidad de que L’Hospitalet se convierta en un referente artístico de la ciudad de Barcelona, como Brooklyn lo es de la ciudad de Nueva York. «Es una comparación que utilizamos para poner un ejemplo de una ciudad que ha sabido encontrar su espacio», comenta. «Barcelona se ha quedado pequeña, necesitamos pontenciar la marca más allá de la ciudad; L’Hospitalet también forma parte de la marca Barcelona y es una ciudad que tiene mucho talento que hay que dar a conocer», agrega la alcaldesa, que es la presidenta del patronato de la fundación.

Roma no se hizo en un día; Brooklyn, tampoco. Y por supuesto, el caso de L’Hospitalet no será la excepción. Hay asociaciones culturales en la ciudad que llevan trabajando ahí desde hace varios lustros, como TPK , entidad de referencia que trabaja en un espacio contiguo a la Fundació Arranz-Bravo y que recientemente cumplió 35 años, o la sala de conciertos La Salamandra , que acoge además una escuela y un estudio de grabación. «Lo de la ciudad dormitorio pasó a la historia hace muchos años», sostiene Marín i Martínez. «La ciudad se hizo pensando solamente en la especulación, pero desde que se recuperó la democracia, el acceso a la cultura, al deporte y a la igualdad comenzó a expandirse», agrega. Su intención es mantener el presupuesto para cultura desde el Ayuntamiento, a pesar de la crisis. En 2012 éste fue de 8.516.000 euros, para 2013 bajo tan solo a 8.541.000 euros. «La crisis no puede ser la excusa para borrar del mapa todo lo que hemos conseguido en 30 años de democracia», se excusa la edil.

Los artistas difieren un poco del panorama que pintan desde el gobierno de la ciudad. Los alquileres irrisorios, «como en Brooklyn», que promueven, no son cercanos a la verdad, consideran los artistas. «No son baratos», explica Masi, «pagamos lo mismo que en Poblenou o Poble Sec, sin embargo el edificio y las ganas del dueño nos hicieron quedarnos». Aún así, las fábricas abandonadas abundan en la zona y esto apenas empieza.

Para la alcaldesa, la intención es mejorar la realidad gracias al tejido social que ya existe en la ciudad, a proyectos como los que desde la gente como la Fundación Arranz-Bravo, la Fàbrica Freixas o tantos otros que poco a poco irán viendo la luz. “Es un momento difícil en donde hay poco dinero para la cultura, pero entre todos sumamos y logramos hacer cosas grandes”, concluye Mercadé. “Vemos el presente glorioso, el futuro vendrá como consecuencia”, reflexiona sonriente Paola Masi.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación