Democri...nosequé

Porque un montón de periodistas de tribunales y otro montón de abogados accedieron al sumario y supieron del interesante uso que le dan a las tarjetas de crédito algunos democristianos de cintura hacia arriba. Todos lo sabíamos todo, pero ha pasado tanto tiempo, que casi nos olvidamos. Habíamos dejado esa basura amontonada con tantas otras en el lamentable recuerdo de una construcción nacional venal y penal.

Duran reúne dos logros de imagen pública. Por un lado es el político mejor valorado de España; por otro lado, no hay político catalán que lo soporte, incluyendo sus coaligados convergentes (o quizá empezando por ellos) y sus ex conmilitones. En el ambiente político-mediático se cuentan verdades, mentiras y medias verdades de cualquiera que destaque, pero Duran se lleva la palma en la consecución de animadversiones. O sea, cuanto menos se sabe de él, más se le aprecia, etc.

Que el oscense siga ahí -después de admitir Unió su responsabilidad en el acuerdo legal y deslegitimador con la fiscalía- es vergüenza doble: por el propio hecho y por chocar con las palabras textuales del, digamos, líder. El que hacía bromitas postulándose como ministro de Exteriores del próximo Estado catalán ha huido a Chile para evitar sonrojos armado con su pasaporte diplomático español. Permita, señor Duran, que nos sonrojemos por usted. El problema de los que pisan demasiados callos es que cuando exponen el suyo nadie les perdona. Tanto muerto ha dejado en el camino (y hablo, por supuesto, en sentido figurado) que los más entusiastas en su despedazamiento pertenecen a la largamente parasitada CDC. Los de la sede embargada. Un pulso de honradeces.