obras religiosas
Tras el arte de la Santa
Artistas como Gregorio Fernández, Francisco Rizi o Luca Giordano supieron plasmar el carisma de la fundadora de los CarmelitasDescalzos. ABC hace un recorrido por sus principales obras
h. díaz
¿Existe un arte teresiano como tal? «No se puede decir que lo haya, pero sí se da una presencia de la Santa en las manifestaciones artísticas», coinciden en señalar el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid, Jesús Urrea, y el ... padre carmelita Luis Javier Fernández Frontela, experto en la misión fundacional de Santa Teresa de Jesús. Se acepte o no tal denominación, es innegable que el carisma de la Santa ha servido de inspiración a prestigiosos artistas. En ella se fijaron pintores como Zurbarán, Velázquez o Rubens, y escultores de la talla de Gregorio Fernández o Bernini.
Se trata de obras pertenecientes fundamentalmente al arte barroco, periodo en el que «se desarrolla la vida, los hechos y la herencia de Santa Teresa», recuerda Urrea. «En aquella época hay un cierto clientelismo de la orden o de sus patrones con determinados artistas que trabajan para los conventos carmelitas». Así ocurre en Castilla con el imaginero Gregorio Fernández, que crea un modelo repetido hasta la saciedad.
Sin embargo, las imágenes de este maestro de la policromía no son las primeras que se realizan en España. La obra precursora corresponde a una pintura realizada por Fray Juan de la Miseria en 1576, cuando la religiosa tenía 61 años. «Es un rostro de una mujer mayor, nada idealizado», apunta Fernández Frontela del retrato que se conserva en las Carmelitas de Sevilla y del que la religiosa llegó a decir que había sido pintada «fea y legañosa». Esta pintura determinó toda la iconografía de Santa Teresa «durante 40 ó 50 años». Tal es así, que pasó a los grabados y vidas gráficas, principal fuente de difusión entonces entre una población prácticamente analfabeta.
Con motivo de su beatificación y siglos antes de que Pablo VI la declarara Doctora de la Iglesia (1970), aparece un segundo tipo iconográfico: la Santa escritora, «con su hábito y su capa, Teresa de Jesús sostiene una pluma con su mano derecha y un libro con la izquierda, mientras recibe la inspiración del Espíritu Santo», describe el padre carmelita. La consolidación de esta iconografía se puede ver en las primeras tallas procesionales que se hicieron en Salamanca y Alba de Tormes. Será también el modelo más utilizado en la escultura del siglo XVII, donde uno de sus mejores intérpretes fue Gregorio Fernández, quien trabajó para los Carmelitas Calzados y los Descalzos.
En Valladolid, el escultor realizó dos tallas para celebrar la canonización de la religiosa. La primera, hoy en el Santuario de Nuestra Señora del Carmen Extramuros, data de 1614. «Es una Santa muy señora, con mucho carácter», describe Urrea. La segunda -ahora en el Museo Nacional de Escultura- es «mucho más dulce y delicada» y corresponde a 1622. «Aunque ésta tuvo más fama, la primera es la que encaja más con el carácter de Fernández», apunta. Que la segunda talla siga siendo aún más conocida se debe a que fue trasladada al museo tras la desamortización del convento en el que se encontraba, lo que contribuyó a su popularidad.
Éstas no son las dos únicas tallas relacionadas con la Santa que se pueden admirar en Valladolid. Gregorio Fernández firma también las imágenes del Retablo Mayor de la Iglesia del Convento de la Concepción del Carmen, hasta donde se desplazaron desde su primera ubicación. El monasterio, que cumple los principios de austeridad de la «arquitectura teresiana», reúne también obras de Alejo de Vahía y Juan de Juni, además de cartas autógrafas y un manuscrito original del «Camino de Perfección». Para el profesor Urrea, otro importante destino vallisoletano para descubrir arte relacionado con la Santa es el Monasterio de San José del Carmen, en Medina del Campo, su segunda fundación. Abierto al público parcialmente con motivo de la inminente celebración del quinto centenario del nacimiento de la Santa, «conserva obras interesantes», como un San José del siglo XVII y una Virgen del Carmen atribuida Sebastián Ducete.
Los hitos de Ávila
El lugar por excelencia de la Comunidad para conocer obras carmelitanas es Ávila, ciudad que vio nacer a la religiosa. Varios son sus hitos, recuerda Fernández Frontela. En primer lugar, su casa natal, donde hoy se ubica la iglesia de la Santa. Una imponente talla de Teresa de Jesús escritora labrada saluda desde la fachada. Ya en el interior, el presbiterio del templo alberga uno de los grandes temas de la iconografía teresiana: «La Merced del Collar», grupo tallado por Gregorio Fernández con la Santa entre la Virgen y San José. Este escultor es el responsable también del primer retablo dedicado a «Cristo atado a la columna», ubicado en la nave derecha de la iglesia y que, en principio, formaba parte de otro conjunto que incluía la talla de la Santa, que hoy preside la capilla del Nacimiento.
Este oratorio, recién restaurado, muestra también en sus cuadros gran parte del programa iconográfico teresiano con escenas que hacen referencia a su infancia, la toma de hábito en el Monasterio de La Encarnación -donde permaneció 27 años antes que se decidiera a reformar la orden-, el matrimonio espiritual o la transverberación, un modelo que no fue tan «explotado» en España como en Italia, influenciados por Bernini. Otro destino abulense es el Convento de San José, su primera fundación (1562). Un artista destaca en él: Alonso Cano, responsable de varias imágenes que siguen los modelos de Gregorio Fernández, entre ellos el San José que preside el retablo. Este convento alberga, asimismo, otra obra «interesante», «La Santa en la cocina», atribuida al pintor de cámara Francisco Rizi, que hace referencia al tema «entre pucheros anda el Señor».
Rizi, coetáneo de Velázquez o Zurbarán, es también el artista más destacado de la iglesia del Monasterio de la Anunciación de Nuestra Señora de Carmelitas Descalzas de Alba de Tormes (Salamanca), otro destino imprescindible para descubrir obra carmelitana, ya que fue allí donde murió la Santa. El pintor, revela Fernández Frontela, firma «un interesante conjunto iconográfico distribuido entre las cuatro pechinas del templo, que plasman las gracias místicas de Teresa de Jesús: la coronación, la imposición del collar por la Virgen y San José, el matrimonio espiritual y la visión de la Trinidad». De este templo destaca también el retablo con el sepulcro teresiano, que antes albergaba dos vitrinas con el corazón y el brazo de la Santa, aunque ahora las reliquias están ubicadas en el Museo Carmelitano.
«Huellas»
En Peñaranda de Bracamonte (Salamanca), su desconocido convento, fundado por Gaspar de Bracamonte y Guzmán, alberga una excelente colección de pintura barroca italiana. Seis de las obras pertenecen al napolitano Luca Giordano, entre ellas, una referente a «La Transverberación». Sobresalen también las capillas de San José y Santa Teresa.
Pese a la riqueza artística de este convento, Peñaranda de Bracamonte no se encuentra entre las 17 ciudades de la ruta «Huellas de Teresa de Jesús», puesta en marcha por el quinto centenario de su nacimiento, que se celebrará en 2015, ya que está reservada a los lugares donde la Santa realizó fundaciones conventuales, nueve en Castilla y León (Ávila, Alba de Tormes, Salamanca, Segovia, Palencia, Soria, Segovia y Burgos). Además de haber sido elegidas por la carismática religiosa, si tienen algo hoy en común es que todos albergan tesoros artísticos carmelitanos. Algunos más conocidos -como la capilla dedicada a la Santa en la Catedral Nueva de Salamanca- y otros menos célebres, como el oratorio que el prelado Enrique Almaraz le dedicó en el Palacio del Obispo de Palencia. «Fue tal su devoción que en su escudo episcopal puso el corazón de la Santa traspasado por una lanza», relata José Luis Calvo, responsable de la Delegación de Patrimonio de la Diócesis de Palencia. La capilla, de estilo neorrenacentista, fue decorada entre 1899 y 1901 por Mariano Lantada. En la parte central del presbiterio destaca una representación de «La Transverberación», que también se repite en un lienzo del siglo XVIII situado frente a la puerta de la capilla.
La Diócesis palentina, al igual que las otras diez castellano y leonesas, se encuentra ahora inventariando todas sus obras relacionadas con la Santa. El destino será la exposición que Las Edades del Hombre prepara en una doble ubicación -Ávila y Alba de Tormes- para celebrar la efemérides en 2015.
Tras el arte de la Santa
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete