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Competencia alerta del «solapamiento» de los aeropuertos castellano y leoneses
Ni sumando los pasajeros de los cuatro se alcanza el mínimo individual para llegar al «umbral de rentabilidad»

Unos 1,6 millones de pasajeros deberían tener en su conjunto los aeródromos de la Comunidad para alcanzar el «umbral de rentabilidad». Y es que entre los cuatro no aglutinan la cifra individual de, al menos, 500.000 viajeros que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia estima como mínima para no tener pérdidas, según recoge en un informe sobre el sector aeroportuario, en el que, además de señalar «dudas sobre la viabilidad económica de todos los aeropuertos existentes en la zona centro norte de España, dados los niveles de tráfico y el elevado endeudamiento», advierte de que en este entorno las bases se «solapan».
Ocurre en Galicia, en el País Vasco, en Andalucía y en Castilla y León. Varios aeropuertos coinciden con otros en su área de influencia, que se fija en un desplazamiento de menos de 60 minutos en coche a la redonda en este informe de Competencia titulado «El sector aeroportuario en España: situación actual y recomendaciones de liberación», en el que, no obstante, admite que las zonas de cobertura pueden potencialmente cifrarse en 200 kilómetros, que haría la coincidencia más «relevante», si bien estas distancias pierden peso teniendo en cuenta los costes de desplazamiento.
En este contexto, contando un radio de sesenta minutos de viaje alrededor de cada aeropuerto, aunque la distancia entre ellos sea mayor a ese tiempo, se dan zonas intermedias en las que confluyen dos o más áreas de influencia y desde las cuales el pasajero tardaría menos de una hora en ir a diferentes aeródromos. Por ejemplo, Valladolid registra puntos en los que su área de influencia coincide con las de Salamanca , León o Burgos .
Además, Villafría y la Virgen del Camino también verían entre sí solaparse parcelas de sus zonas de cobertura partiendo de ese mínimo de distancia en coche. A su vez, el de León y el de Asturias contarían con poblaciones a mitad de camino a menos de ese tiempo de desplazamiento y el de Villafría en su vertiente hacia el nordeste peninsular coincidiría con los aeropuertos de Logroño y Vitoria.
Concentración
El informe categoriza a los aeropuertos castellano y leoneses entre aquellos «regionales» que dan servicio a las necesidades de conectividad de área geográfica en la que están situados. Una zona en la que se advierte que se escalona «un número elevado de aeropuertos situados muy cerca geográficamente», entre la que destacan bases con peso en viajeros, como Bilbao, Asturias, Santander y, a otro nivel, sin posibilidades de ni siquiera establecer comparaciones, Madrid.
En un contexto de apertura a la competencia de las bases con una liberalización de Aena -que el viernes obtuvo luz verde del Gobierno para poder iniciar los trámites para el proceso de entrada de capital privado-, el informe considera que esta condición de «solapamiento» podría abrir las puertas a la debacle. Alerta de que la «viabilidad económica de todos» no está garantizada. No obstante, la circunstancia de compartir zonas de cobertura «permitiría la competencia» entre las bases del mismo entorno en un escenario de una gestión alternativa.
Los aeropuertos de Castilla y León se verían, en este caso, las caras con aquellos a los que les unen áreas geográficas solapadas y tamaños similares. Evitar resultados negativos para algunas bases dependería de la capacidad de cada una por conseguir criterios de eficiencia, llámese captar viajeros, «atraer a las aerolíneas que incrementen sus destinos disponibles», mejorar la eficacia en los costes o la especialización -por ejemplo Salamanca lleva tiempo mirando hacia el transporte de mercancías-.
Dependencia
En una de esas asignaturas pendientes, captar destinos y nuevas aerolíneas, Competencia advierte de que en los aeropuertos de Castilla y León se da una «elevada dependencia de una única aerolínea» que concentra más de la mitad de cuota del mercado. En concreto Air Nostrum monopoliza durante buena parte del año el tráfico de León, Salamanca y Burgos. En Valladolid, marca el terreno Ryanair, a pesar de que los vuelos de Londres y Bruselas se quedaran indefinidamente en tierra hace más de un año y con ellos un 20 por ciento de los viajeros totales que registraba este aeropuerto.
El informe fija que la rentabilidad de los aeropuertos se fundamenta en una gran parte en el número de pasajeros. 800.000 sería la frontera en torno a la cual se ubicó el umbral en 2013. No obstante, se colaron con resultados positivos aeródromos con menos tráfico como Vigo, con aproximadamente 680.000, y Zaragoza, con 460.000 viajeros y un nivel muy similar al que registraba Villanubla antes de perder los vuelos internacionales -fue más o menos su marca en 2011-.
Lo cierto es que ni individual ni colectivamente se alcanza esa cifra media de 800.000 viajeros, ni siquiera la del mínimo del medio millón de pasajeros para ser rentables, según este informe, que también refleja que el índice de uso de la capacidad teórica de los aeropuertos castellano y leoneses es baja en comparación con otros. Se salva Valladolid con una utilidad del 90 por ciento de sus posibilidades, mientras que León no llega al 40%. Aspectos que contribuyen a que los cuatro acumulen una importante deuda, que a cierre de 2013 superaba los 300 millones.
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