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Una luz ante el TDAH
La Asociación Azadahi profundiza en este trastorno con la presencia de expertos
Una luz ante el TDAH
Mi familia, como cualquier otra familia, está compuesta por un padre, una madre y unos hijos. En concreto dos de ellos diagnosticados de TDAH», así comienza Loli Oncalada a relatar la experiencia de su familia en la que dos de los miembros padecen este trastorno.
El TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad) es un trastorno neurobiológico que afecta tanto a adultos como a niños. Es descrito como un patrón persistente o continuo de inatención y-o hiperactividad e impulsividad que impide las actividades diarias o el desarrollo típico.
Las personas con TDAH también pueden experimentar dificultades para mantener la atención, la función ejecutiva (o la habilidad del cerebro para comenzar una actividad, organizarse y llevar a cabo tareas) y la memoria de trabajo. Existen tres tipos distintos de TDAH: inatento, hiperactivo- impulsivo, inatento e hiperactivo- impulsivo combinado.
Ésta es la definición del DSM- 5 (Manual de psiquiatría americano) que utiliza Loli para definir este trastorno con el que, tanto los hijos afectados como el resto de la familia, han aprendido a convivir.
Loli continúa su relato: «La primera en ser diagnosticada, es actualmente una adolescente, que cuando era niña se mostraba muy graciosa y movida, nada se le resistía, nada se le ponía por delante. Pero también era una niña muy inquieta, con dificultades para centrar su atención. Aunque tratábamos de ir marcando pautas con mucha paciencia, a veces esa paciencia se perdía, llenándome de rabia, que gestionaba como podía», recuerda esta madre.
Habitualmente estas personas tienen también dificultades en sus centros educativos ya que desarrollan una serie de conductas que no facilitan el proceso de aprendizaje: no presta atención a los detalles o comete errores por descuido, tiene dificultad para mantener la atención, parece no escuchar, tiene dificultad para seguir las instrucciones hasta el final, tiene dificultad con la organización, evita o le disgustan las tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido, pierde las cosas, se distrae con facilidad, es olvidadizo para las tareas diarias.
Precisamente, la viceprensidenta de Azadahi señala que los profesores de su hija le daban quejas continuas por su comportamiento, antes de ser diagnosticada: «No deja de moverse en la silla, no respeta los turnos de palabra, interrumpe constantemente, no termina las tareas, presenta sus trabajos sucios, contesta antes de leer los enunciados, parece no prestar atención en clase, etc.».
La actitud del profesor, vital
Esta madre considera que la actitud del profesor en el aula es vital para conseguir la atención del alumno con TDAH: «el éxito escolar depende mucho del profesor, de si sabe motivarles o no».
Una vez que el psiquiatra infanto-juvenil realiza las pruebas pertinentes, la hija de Loli es diagnosticada con este trastorno. Poco a poco la familia va averiguando qué supone y cómo condicionará la vida de su hija. «Cuando lo teníamos asimilado, aparecen síntomas en otro de mis hijos», recalca Loli. Efectivamente, su hijo padece TDAH, al igual que su hermana.
En este punto, Loli aconseja al resto de familias afectadas que «dialoguen con sus hijos, mantengan una comunicación fluida, que tengan muestras de cariño y sobre todo que los padres estén unidos y vayan en la misma dirección».
Además, Loli Oncalada es vicepresidenta de la Asociación zamorana de afectados por el TDAH, Azadahi, y apunta lo importante del desarrollo de este tipo de asociaciones para la puesta en común de los problemas y las posibles soluciones que aportan algo de luz a un trastorno que no tiene cura.
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