entrevista
«Ni llegaba ni estaba motivado»
a.b.h.
Tiene 21 años y vive en el barrio vallisoletano de Pajarillos. Hace dos años que dejó de ir al Instituto Galileo, donde estudiaba un Bachillerato «diversificado» -una opción con currículo adaptado a las capacidades del alumno-, porque «veía que no llegaba».
No fue un plato ... de gusto para su familia, pero, después de reforzarle durante años con clases particulares, le apoyaron, pensando que quizá probando «otra cosa» le iría mejor. Al fin y al cabo, él mismo es consciente de que no estaba «nada motivado».
Se planteó matricularse en Jardinería en FP, pero cuando se decidió «ya no había plazas», así que pasó a formar parte de las listas del paro. «Hice varios cursillos, pero la verdad es que no me han servido para encontrar trabajo», reconoce. Desde que abandonó las clases, ha echado currículos por todas partes y siempre la falta de experiencia le cerró las puertas para ser camarero de sala, jardinero, etc. «Las cosas están como están», dice con un tono resignado.
Con este panorama y después de valorar con su familia las opciones, decidió montar un kiosco, como su padre. «Ya sé cómo funciona el negocio, así que es más fácil para mí empezar», explica convencido de que, además de necesitar su propio dinero, tiene que ayudar en casa. «No hace falta que me lo digan, yo ya lo veo».
Otros como él
En su pandilla de amigos también hay otros como él, «sin saber qué hacer», así que piensa que toda la orientación profesional que puedan recibir será beneficiosa para ellos. «Te pueden indicar por dónde ir y echarte una mano, aunque mi mayor problema era la indecisión».
Está contento con el kiosco. «Me gusta, si no, no lo hubiera abierto». Sus padres y sus hermanos le respaldan y ya ha cons
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