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Plamgás: unos desechos llenos de posibilidades

La Universidad de León capitanea un proyecto destinado a la mejora de la gestión de residuos

Plamgás: unos desechos llenos de posibilidades abc

rosa álvarez

Con el objetivo de disminuir el volumen de los residuos, estabilizarlos y producir un biogás (mezcla de metano y CO2) que pueda ser utilizado para producir energía, un equipo de investigadores de la Universidad de León (ULE) ha desarrollado las bases de un proyecto que consiste en el desarrollo, el diseño y la puesta en marcha de una planta modular de producción de biogás. Un concepto que se está probando «con éxito» en Granada, donde se está aplicando en una planta piloto que trabaja de forma experimental.

Tal y como indicó el coordinador del equipo de la ULE, Antonio Morán Palao, el proyecto tomó forma en 2012, cuando se llevaron a cabo «trabajos en reactores pequeños de laboratorio para pasar después a reactores semi-piloto» ubicados en las instalaciones de la ULE. Estos primeros pasos sirvieron para «evaluar el potencial energético de los materiales tratados para su posterior paso de escala a una planta piloto». Debido a la complejidad de los residuos manejados, Morán subrayó que fue necesario «utilizar un triturador especial», así como «reactores adecuados» para el tratamiento de estos materiales en su fase sólida.

Esta idea -que recibió el nombre de Proyecto Plamgas - fue tomando fuerza y pudo salir del laboratorio para pasar a desarrollarse en una planta real con una capacidad cercana a las 20 toneladas de residuos. Fue durante 2013 cuando se llevaron a cabo los primeros trabajos experimentales en una planta situada en los terrenos dispuestos por la empresa Biomasa del Guadalquivir, en la provincia de Granada.

En septiembre de 2013 tuvo lugar una reunión de coordinación del proyecto en la provincia andaluza y se procedió a realizar una descarga de producto. Morán destacó que hasta el momento se han realizado pruebas con cargas de residuos de 10 a 20 toneladas y se han obtenido unos productos digeridos (estabilizados) que pueden ser utilizados en agricultura, además de lograr producciones de biogás cercanas a las obtenidas en condiciones ideales de laboratorio. Por ello, señaló que «los socios han mostrado su optimismo con los resultados obtenidos y se está procediendo a ajustar parámetros de funcionamiento en las próximas pruebas de la planta piloto».

El proyecto Plamgas se está llevando a la práctica gracias a la creación de un consorcio integrado por la empresa Biomasa del Guadalquivir y la spin off de la ULE Bioenergía y Desarrollo Tecnológico (BYDT) que cuenta, además, con el apoyo de investigadores de la Universidad y la colaboración de Mercagranada, que proporciona los residuos con los que se está operando.

La Universidad de León se encarga de la coordinación científica del proyecto, así como de la investigación a nivel de laboratorio. Por su parte, la empresa de base tecnológica BYDT es la encargada del desarrollo tecnológico del proceso y Biomasa del Guadalquivir -perteneciente al grupo Biomasa Peninsular- se encarga de la logística de residuos y tratamiento de los mismos. En el proyecto han trabajado o están trabajando más de 14 personas.

Financiación

La financiación de esta iniciativa la aporta el Ministerio de Economía dentro del programa «Innpacto» y con la ayuda de fondos Feder. Desde la ULE recuerdan que el objetivo de «Innpacto» es propiciar la creación de proyectos de cooperación entre organismos de investigación y empresas para la realización conjunta de proyectos de I+D+i que ayuden a potenciar la actividad innovadora, movilicen la inversión privada, generen empleo y mejoren la balanza tecnológica del país. Unos conceptos que se ajustan a las bases de esta iniciativa.

Con este tipo de planta se pretende tratar ciertos residuos orgánicos para obtener energía en forma de biogás que, según la ULE, «se están desaprovechando». Los residuos procedentes de la red de Mercas o de la gran distribución de alimentos son los de principal interés. Las características del proceso y de la planta de tratamiento hacen que sea adecuada para una escala media-baja, lo que permite que sea viable un tratamiento descentralizado de residuos.

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