un tiempo propio
Un problema permanente
Hace unos días escuché en la radio unas declaraciones de Antonio Silván, consejero de Fomento y Medio Ambiente, sobre los incendios del verano. Me sorprendió muy positivamente la claridad y la rotundidad del consejero afirmando, sin ninguna duda, que casi todos los incendios son provocados ... por la mano maliciosa, demente y traicionera del hombre que desea destruir y no construir, que goza con un paisaje de muerte y destrucción y no con uno lleno de color y vida. Un ser humano que ha perdido su razón de ser que es conservar este mundo y mejorarlo, para que todos lo podamos disfrutar.
Los incendios son los zarpazos que vivimos todos los años. El balance final del verano son cientos o miles de hectáreas calcinadas, muertas y formando un paisaje desolador. ¿Se pueden evitar estos incendios? Cuando se deben a la voluntad y demencia humanas, es casi imposible evitarlos. Pero sí se puede conseguir que el fuego no devore tantas tierras y bosques. Por tanto, la prevención cuando se trata de la mano humana es casi imposible, pero sí la extensión de la maldad y de las consecuencias de los actos criminales de los delincuentes. En este caso, se pueden preparar los bosques durante el otoño y el invierno para minimizar los efectos negativos de los incendios. Habría que preguntar al consejero si existe o no un plan de actuación para limpiar los bosques, mantener los cortafuegos, etc. Si no existe, es necesario tenerlo y ponerlo en práctica.
Si seguimos acumulando tierras calcinadas, tierras donde no surge un brote verde, tierras yermas y sin vida, tierras donde no pueden vivir los animales, estamos rompiendo el equilibrio ecológico y estamos acortando la vida de nuestro planeta y, también, atentando contra nuestras propias vidas. El fuego destruye todo lo que encuentra a su paso, el fuego arrasa la vida y causa muerte y destrucción que tarda mucho tiempo en volver a regenerarse. No dejemos que en Castilla y León el desierto avance.
Ver comentarios