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«Capaces» de encontrar un empleo
Aspanias pilota en Burgos el nuevo sistema que quiere desarrollar la Junta para que las personas con discapacidad puedan dar el salto al marcado laboral
«Capaces» de encontrar un empleo
Soy igual que los demás, con una pequeña discapacidad, pero como cualquier otro trabajador y no me gustaría que me tratasen de manera distinta». Quien habla es Vanessa Mínguez. Lleva desde los 15 años trabajando en hostelería. Ahora tiene 32, y el pasado mes de ... septiembre, tras pasar por el Centro Especial de Empleo de Aspanias, fue contratada por la empresa que gestiona el servicio de cafetería y cocina del nuevo Hospital de Burgos. Para Alberto Gutiérrez, «poder trabajar lo supone todo». Es fijo discontinuo en una empresa de servicios medioambientales. «Los contratos suelen ser fundamentalmente en verano», detalla, así que el resto del año trabaja en el Centro Especial de Empleo de Aspanias, donde precisamente conoció a la que ahora es su mujer. David Hernando es muy joven todavía. Tiene 28 años y ha regresado al Centro Ocupacional que la entidad burgalesa tiene en Quintanadueñas para seguir formándose tras terminar su contrato como peón de limpieza en un pequeño pueblecito de la provincia.
Los protagonistas de estas tres historias de superación tienen algo más en común que sus ansias de trabajar para lograr sentirse plenamente integrados en la sociedad. Todos han participado en los itinerarios hacia el empleo que desarrolla en Burgos Aspanias (asociación de padres y familiares de personas con discapacidad intelectual y del desarrollo), en los que se ha fijado la Junta de Castilla y León para poner en marcha un nuevo sistema que integre el ámbito formativo, ocupacional y el empleo con el fin de allanar el camino para que estas personas puedan dar el salto desde el sistema educativo al mercado laboral. Cerca de 2.000 personas con discapacidad intelectual trabajan actualmente en Castilla y León, bien en centros especiales de empleo o en puestos de trabajo del mercado abierto. En Aspanias son conscientes de la situación actual del mercado laboral, donde la lista de desempleados toma impulso mes a mes, no es la más ideal para la inserción de las personas con discapacidad, pero ven en la apuesta del Gobierno regional por estos itinerarios «una oportunidad clave» para sentar las bases y poder generalizar las mejores prácticas cuando soplen nuevos aires para la economía.Cerca de 2.000 personas con discapacidad intelectual trabajan actualmente en Castilla y León
«Los itinerarios son una nueva forma de entender la inserción laboral de la gente con discapacidad», resume el director general de Aspanias, José María Ibáñez, para quien «una de las claves» está en hacer «una carrera profesional individualizada para cada persona». «En Feaps (Confederación de Personas con Discapacidad Intelectual) están trabajando actualmente 1.500 personas, pero detrás hay otras 1.200 con capacidad para poder dar el salto al empleo», detalla su responsable del área laboral, Jesús Martínez. Buscar las aptitudes personales de estas personas y orientarlas hacia su nicho de mercado, adaptando también de forma previa la parte educativa, es lo que pretende fomentar el itinerario.
Proyectos piloto
Cinco entidades vinculadas a Feaps (Valladolid, Palencia, Salamanca León y Burgos) tienen hasta el próximo mes de abril para «pilotar» una serie de estrategias vinculadas a estos itinerarios con el fin de mejorar la metodología y presentárselo a la administración. «Se trata de chequear todos los ámbitos: educativo, ocupacional, prelaboral y reconvertir las líneas de negocio que hayan quedado con menos oportunidades en el mercado laboral». La Junta quiere convertir gran parte de los centros de día y ocupacionales de estas entidades que trabajan con las personas con discapacidad en centros especiales de empleo. «El trabajo es, en definitiva, la forma más eficaz de integración, por todo lo que supone de normalización de su vida y de fuente de autonomía», resume el gerente de Servicios Sociales, Jesús Fuertes. En su opinión, «esto no significa que todas las entidades tengan que convertir sus instalaciones en centros de empleo y que se tenga que hacer de repente, pero merece la pena hacer el esfuerzo de ir transformando experiencias». Actualmente hay 4.100 personas con discapacidad en 188 centros especiales de empleo, según datos de la Consejería de Familia
A juicio de José María Ibáñez, una de las claves de la evolución de este modelo es la permeabilidad entre las consejerías de Educación, Economía y Empleo y Familia e Igualdad de Oportunidades, antes más «compartimentos estancos». Pero el itinerario, añade Ibáñez, tiene otras derivadas pendientes: mejorar la reserva pública de empleo para las personas con discapacidad. De momento, el Gobierno regional ha dado un paso de gigante hacia adelante. El 1 de agosto de 2012 el Boletín Oficial de Castilla y León recogía el acuerdo de Consejo de Gobierno para incorporar cláusulas sociales en los procedimientos de contratación pública. Así, se establecía que el 6,5 por ciento del importe total de los contratos que realice la Junta al año se reserven a los Centros Especiales de Empleo que, además, para poder concurrir, deberán contar en su plantilla con un mínimo del 70 por ciento de personas con discapacidad -un 40% con especiales dificultades de empleabilidad-. Actualmente hay 4.100 personas con discapacidad en 188 centros especiales de empleo
El acuerdo fue valorado por el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi), que ha reclamado a las comunidades autónomas y ayuntamientos de toda España que imiten la decisión de Castilla y León. No obstante, para Lucilo Camarero, gerente del área laboral de Aspanias, todavía queda un detalle por resolver: «La incorporacion de las administraciones va a abrir la ventana si salvamos el tema de la subrogacion empresarial», es decir, la necesidad de hacerse cargo de parte de la plantilla que tenía, por lo que la iniciativa de la Junta «perdería su espíritu».
Ajenos a las dificultades burocráticas, en las instalaciones de Aspanias, los «chicos» -así les llaman- están concentrados cada día en su quehacer diario. En el Centro de Educación y Formación de Puentesauco, David Bernabé atiende a las explicaciones de Alberto Gutiérrez, su profesor de «segundo» de jardinería. Es uno de los 44 alumnos de los Programas de Cualificación Profesional Inicial que se imparten en estas instalaciones, el paso previo para acceder al Centro Ocupacional o al Centro Especial de Empleo, ubicados en Quintanadueñas. Además de este PCPI concertado se imparten otros dos subvencionados, «Alojamiento y Lavandería» y «Técnicas de Alimentación».
En pleno polígono de Villalonquéjar se encuentra las instalaciones de Quintanadueñas. En una de sus naves realizan el sistema de calidad de Loreal, la multinacional francesa con planta en Burgos. «Es una práctica preelaboral esencial porque a partir de ella nosotros podremos hacer una evaluación», explica Óscar García, técnico de apoyo. Al final de la «mini cadena» se encuentra David Hernando, que ha vuelto al centro tras terminar un contrato en el mercado abierto. Ahora es el último eslabón del sistema de calidad.
«El itinerario es un camino de ida y vuelta. Nosotros tenemos la obligación de seguir formando a quien quiera mejorar o quien tiene un revés y pierde el empleo», apunta la directora de la Unidad de Orientación, María Ortega, quien también insiste en que esta etapa ocupacional no puede convertirse en una estación de llegada. De las 58 personas que actualmente trabajan en esta nave, calculan que la mitad estarían listos para acceder a un puesto de trabajo.
En el mismo Quintanadueñas se ubica el Centro Especial de Empleo. «Ya se trata de una empresa. Todos tienen su salario», detalla Eduardo Torres, su director. Estas instalaciones tienen en su cartera a más de 600 clientes de los sectores de viveros y jardines, servicios, línea verde -reciclado de aceite- y manipulados. El Grupo Antolín y Loreal son dos de sus principales y más antiguos clientes. «Loreal mostró su confianza en nosotros externalizando su producto. Es decir, salvo la composición química lo hacemos todo: envasado, estuchado, paletizado y la distribución. De hecho, ello implicó que algunas de las personas con discapacidad hayan sido contratadas en la propia planta durante los picos de producción.
Como Vanessa
El salario de un Centro Especial de Empleo suele ser bajo, entre 500 y 800 euros. Por ello, Vanessa Mínguez cumplió su sueño al acceder a un contrato en el mercado libre, en este caso, la empresa de servicios de comedor Serunión, encargada de la cafetería y cocina del nuevo Hospital de Burgos. Sara es su preparadora laboral y Santiago Pérez su «encargado». Fue la buena experiencia con otra empleada, también con discapacidad intelectual, la que animó a Serunión a dar trabajo a Vanessa. «Como ésta, mándame las que quieras», bromea Santiago con el gerente del área laboral de Aspanias.El salario de un Centro Especial de Empleo suele ser bajo, entre 500 y 800 euros
Actualmente 60 personas que partieron de Aspanias trabajan en el mercado ordinario -en toda su historia han sido más de 200-. Aunque es el objetivo de la mayoría, todavía queda mucho camino que recorrer en este sentido. «El gran problema que tiene la discapacidad no es el nivel de desempleo, que es altísimo -en algunos colectivos puede triplicar a la población normal-, sino que esta gente no entra en los circuitos normales». No obstante, la contratación de personas con discapacidad aumentó un 1,9% en 2012 en los centros especiales de empleo, según informó en una entrevista en Servimedia la gerente de la Federación Empresarial Española de Asociaciones de Centros Especiales de Empleo, Josefa Torres. Una estadística de la que es reflejo también Aspanias, que logró no destruir ningún puesto de trabajo en 2012, detalla Ibáñez, quien añade que el índice de fracaso en los empleados «no pasa del 10 por ciento», otro dato que invita al optimismo en esta ardua carrera por la integración.
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