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babilonia en guagua

Uno con mucho hielo de lo que sea

No es de extrañar que algunos entiendan como investigación, desarrollo e innovación la parrilla de programación de la RTVC

gustavo reneses

En estos días grises de noviembre la vida discurre apaleada entre renglones de noticias, cortes de radio y piezas de televisión, cualquiera que se no se haya caído del guindo recientemente sabe de sobra que la caldera está hirviendo a tal temperatura que ni aún la manivela de presión podría aliviar el estampido que se masca en el ambiente. Eso contando con que no se hayan mamado —también— la susodicha manivela.

Tal como está el patio, a nuestro chiripitifláutico gobierno, no le queda más que aumentar el presupuesto de la Televisión Canaria que recibirá más dinero en 2015 pese a la debacle presupuestaria . En realidad, no es un invento de nuestras tierras baifas, lo del pan y circo ya era conocido por los antiguos romanos que hicieron de la distracción de las masas un arte. Lo que pasa que ahora el pan no es tan abundante como sus complementos de origen porcino.

Eso si, para que no haya confusiones entre causa y efecto, la modesta cantidad del ente —cifrada en 1,6 millones de euros— nace en la partida referente a I+D+i. No es de extrañar que algunos entiendan como investigación, desarrollo e innovación la parrilla de programación de la RTVC. Mientras, por la puerta de atrás malviviendo o emigrando los investigadores universitarios, pero para ellos no hay puntos de share.

Y hablando de evadirse de la realidad, lo que realmente debería encender las alarmas —si todavía queda presupuesto para mantenerlas operativas— son los datos que recientemente ha dado Salud Pública acerca del alcoholismo juvenil.

Uno de cada tres jóvenes jóvenes canarios se emborracha frecuentemente. No es tomar una cerveza, un carajillo o dos mojitos. Se trata de una curda semanal.

Posiblemente el motivo de la afición para empinar el codo no sea uno sólo, aparte del meapilismo habitual de la edad, se le suma la poca sensación de peligro que tiene esta droga, lo accesible y asequible de la misma y la normalización de un hábito que dista mucho de la salud física, pero sobre todo mental del futuro de Canarias.

La esperanza en esta caldera de alta presión está en horas bajas, visto el panorama, pero sobre todo, visto el ejemplo de muchos aforados que hacen con juegos de palabras con el anexo masculino para referirse al noble arte de la gestión pública, no es de extrañar que muchos se den a la bebida en un intento de fuga del hábitat surrealista.

La crisis disfrazada de económica no es más que una crisis de unos valores que cuando reventó la burbuja de los años dorados de la gestión torticera, quedaron por los suelos como un charco de vómitos en plena resaca.

Mientras unos apelen al derecho de evadirse como puedan, otros seguiremos apoquinando para que la prevención, y llegado el caso también el sistema sanitario siga siendo eficaz. Ahora cabe preguntarse por cuánto tiempo más, visto el desolador panorama.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

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