La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria dirigida por Pedro Halffter clausura el 30 Festival de Música de Canarias

Los conciertos se completan con "Abadón", de Pedro Halffter, una obra perfectamente autónoma, aunque escrita como interludio o pasaje orquestal del posible futuro trabajo operístico en torno al "Apocalipsis" o "Libro de la Revelación de San Juan" y a la impactante figura de "Abadón", el ángel exterminador o destructor, el “ángel del abismo”. Compuesta en 2011, fue estrenada en el Auditorio Nacional el 15 de diciembre del mismo año por la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla dirigida por el compositor.

Escribe José Miguel Mederos, que el reconocimiento de la obra de Mahler en el momento en el que vivió fue escaso. Triunfó de manera plena con la Octava sinfonía y el resto pasaron sin pena ni gloria. Su obra en aquella época no tuvo la aceptación que hoy tiene. “La Cuarta respira bienestar, relajación, felicidad. El lenguaje de la Cuarta es un resultado directo del clasicismo vienés, sólo dura algo más de cincuenta minutos”

Serán los años setenta, los del "boom Mahler". Aparecerán los ciclos de las sinfonías completas dirigidas por Haitink, Kubelick Bernstein, Solti. A todo ello hay que añadir un ingente número de publicaciones bibliográficas que no cesan hasta la actualidad. Paradójicamente, tanto Mahler como Richard Strauss (compositor respetado por Mahler) trabajaban y eran apreciados, básicamente, en su época como grandes directores de orquesta.

Las cuatro primeras sinfonías de Mahler reflejan su vida interiorLa composición de la Cuarta sinfonía tuvo lugar en los veranos de 1899 y 1900. El tiempo restante hasta su estreno -el 25 de noviembre de 1901 con la Orquesta Kaim (actual Filarmónica de Múnich) y la soprano Margarete Michalek- fue de intensa actividad en la Ópera de Viena. Y, además, sabemos que el autor siempre era propenso a efectuar retoques hasta el día del estreno.

Las cuatro primeras sinfonías de Mahler reflejan su vida interior. "En la primera, la música refleja las emociones. En la segunda, hay cuestiones metafísicas cuya respuesta es su justificación por la inmortalidad. En la tercera vuelve a la naturaleza, el amor todopoderoso que todo lo forma y todo lo abarca. En la cuarta, con un beatífico sueño acerca de la felicidad de la vida eterna, se afirma y nos afirma que estamos salvados.", escribe Bruno Walter, amigo de Mahler.

Esta obra está considerada la más canónica, la más sencilla, la más íntima, que conecta con la tradición de Schubert y, sobre todo, de Haydn. La Cuarta es una de esas obras maestras que nos muestra a un creador en el apogeo de su existencia, facultades y de su arte.