motu proprio
¿Transpaqué?
Pero no, los que lo pasan mal son los políticos que, siendo el colmo de la opacidad, presumen de ser transparentes
bernardo sagastume
El fútbol se ha vuelto una materia sensible y confidencial, que debe esconderse, no mostrarse al público. No se trata del que puede jugar cualquiera de nosotros un fin de semana. Ni tampoco del de los profesionales, aunque sí alcance a su retransmisión por la ... televisión pública canaria, ya que el gobierno isleño se resiste a decir cuánto ha pagado a Mediapro por la señal que permite acercar a la casa del hincha —y quizá al mismo tiempo alejarlo de los estadios— los encuentros que disputen la UD Las Palmas y el CD Tenerife.
Ya se sabe que la programación futbolera aparece como algo sumamente goloso para el político , que cree que los goles que meten las estrellas del balón en los 90 minutos de juego pueden acompañarse con los que meta el consejero en el informativo que viene a continuación.
En su ingenuidad, están convencidos de eso, y por eso es que les resulta absolutamente embarazoso tener que confesar cuánto cuesta que se den ese gustazo .
Más aun si tenemos en cuenta que en estos días se tramita una ley de transparencia canaria —otra ley regional más de difícil justificación ante una norma nacional en el mismo sentido— que tiene como redactor al consejero Hernández Spínola, al que no puede negársele los dotes de observador de la realidad: «Muchos políticos canarios se resistirán a la futura ley», ha señalado.
Le asiste toda la razón del mundo, pero no es necesario conjugar los verbos en tiempos de futuro, sino que alcanza con el presente, ya que esta misma semana sus compañeros de gobierno volvieron a cultivar esa forma de hacer las cosas que tiene a la opacidad como rasgo distintivo , al ampararse en una supuesta confidencialidad para negarse a informar sobre cuánto cuesta el fútbol por la TV pública.
Y, a continuación, en el colmo del descaro, decir que los políticos «lo están pasando mal» por la falta de credibilidad, por la desconfianza ciudadana. Spínola, que tanto se preocupa por que los políticos lo pasen «mal», parece no saber realmente qué es pasarlo «mal».
Al menos, lo que por eso entienden los miles y miles de personas que ven transcurrir los días sin poder cobrar un sueldo porque no tienen trabajo, sin poder iniciar su empresa porque no tienen crédito o sin conseguir que los atiendan en un hospital, pese a pagar religiosamente sus impuestos. Pero eso no es pasarlo «mal», no, los que lo pasan mal son los políticos que, siendo el colmo de la opacidad, presumen de ser transparentes.
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