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SOCIEDAD

El Arzobispado sopesa sustituir al cura de Épila por el «caso del diácono»

Ante el cruce de acusaciones entre el exdiácono y el párroco por supuestos acosos sexuales, la asociación de vecinos de Épila pide que el sacerdote sea relevado cautelarmente

El Arzobispado sopesa sustituir al cura de Épila por el «caso del diácono»

R. P.

El Arzobispado de Zaragoza sopesa la posibilidad de sustituir al párroco de Épila, Miguel Ángel Barco, que lleva años destinado en esta localidad zaragozana. Todo a raíz del enredado cruce de acusaciones que saltó tras conocerse esta semana que el arzobispo Manuel Ureña se vio forzado por el Vaticano a presentar su renuncia, por haber abonado 105.000 euros al diácono Daniel Peruga como ayuda extraordinaria para facilitarle su tránsito a la vida seglar.

El arzobispo, atendiendo los informes negativos que había emitido el sacerdote Miguel Ángel Barco, decidió no ordenar sacerdote a Peruga. Éste, por su parte, aseguró que había comunicado supuestos acosos sexuales sufridos por él por parte del párroco de Épila a cuyo cargo estuvo durante casi dos años, hasta el pasado abril.

El caso se resolvió con el abandono de la carrera eclesiástica del diácono hace unas semanas, tras pactar esa ayuda extraordinaria de 105.000 euros con el arzobispo.

El párroco de Épila no solo ha negado las acusaciones de Daniel Peruga sino que ha presentado contra éste una denuncia penal por calumnias.

Mientras tanto, el administrador del Arzobispado de Zaragoza, Manuel Almor –que ha cubierto temporalmente la vacante dejada tras la renuncia de monseñor Ureña– anunció este jueves que se ha abierto una investigación interna para aclarar esas acusaciones de supuestos acosos que apuntó el ya exdiácono.

Y, en medio de todo esto, la Asociación de Vecinos de Épila ha presentado este viernes ante el Arzobispado de Zaragoza una carta en la que piden que, hasta tanto todo queda aclarado, envíe a esa localidad a otro párroco y retire «cautelarmente» de la localidad al sacerdote Miguel Ángel Barco.

Un portavoz de esa asociación vecinal ha indicado que esa petición en ningún caso toma partido por el sacerdote o el diácono. «No decimos si tiene razón uno u otro, no lo sabemos, pedimos que se sustituya al párroco de forma cautelar simplemente para evitar conflictos con los vecinos del pueblo, división entre los feligreses, porque ya empieza a haber inquietud y cierta alarma social» al trascender este cruce de acusaciones entre el párroco y el que fue su diácono.

Representantes de la asociación de vecinos fueron recibidos en el Arzobispado de Zaragoza, que ha recogido su carta y ha afirmado que se va a decidir respecto a lo que plantean los habitantes de Épila. Es decir, si releva o no de la parroquia de la localidad al que desde hace años es su sacerdote, Miguel Ángel Barco.

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