sucesos
Veinte horas de encierro con un trágico desenlace
El hombre, de 62 años, aseguraba que su ex pareja le debía entre 30.000 y 40.000 euros que le dejó para arrendar el bar donde Luis se quitó la vida tras 20 horas atrincherado
Veinte horas de encierro con un trágico desenlace
Un desengaño amoroso llevó a Luis, un hombre de 62 años, a atrincherarse durante más de 20 horas en un céntrico bar de la capital aragonesa, propiedad de su ex pareja. El desenlace fue trágico: acabó quitándose la vida después de que los agentes irrumpieran ... en el local para poner fin a su largo encierro. Ni los negociadores que llevaban horas tratando de convencerle para que depusiera su actitud ni sus familares esperanban este fatídico final.
Eran las once de la noche del lunes cuando Luis irrumpió armado en el local, el Maxi 2, ubicado en la calle La Salina, a unos diez minutos a pie de la Plaza de El Pilar. En ese momento, en el interior había dos clientes y Fátima, la mujer con la que compartía su vida hasta hace poco. Entró con la intención de hablar con ella y tras su negativa sacó un revólver y la amenazó. En ese mismo instante los dos clientes abandonaron el bar, mientras que Fátima permaneció junto a él en el interior hasta que llegó la policía.
Luis se negó a salir. Comenzaba así un encierro que mantuvo a sus familiares y a los vecinos en vilo durante horas, que causó un gran revuelo mediático y que acabó de manera trágica. El motivo que le llevó a atrincherarse: se sentía estafado, económica y sentimentalmente, por la que había sido su compañera.
Al parecer, y según fuentes cercanas a la pareja, Luis le había prestado a Fátima cuando compartían su vida entre 30.000 y 40.000 euros para que arrendara el bar y lo reformara. Justo entonces ella decidió abandonarle.
Sin embargo, la mujer, de origen guineano, lo niega y explica que el bar era de los dos, solo que era ella quien se encargaba de gestionarlo, siempre según su versión. Asegura que el local lo arrendendaron de forma conjunta a través de una sociedad y que en ningún momento Luis le había prestado tal cantidad de dinero.
Fue precisamente en este local, un bar que habían abierto hace escasos meses, donde Luis puso fin a su vida. Lo hizo tras más de 20 horas de encierro. Durante todo ese tiempo un equipo de negociadores de la Policía Nacional intentó convencerle para que tirara el arma y saliera del local. Fueron muchas horas de intenso trabajo por parte de los negociadores que pretendían desde el primer momento que el desenlace fuera pacífico.
Los agentes de la Policía Nacional llegaron al bar pasadas las once de la noche, avisados por Fátima. Los agentes acordonaron la zona y evitaron que los vecinos entraran y salieran de sus casas para evitar que pudieran ser heridos si había un tiroteo. También les recomendaron que no se asomaran a ventanas y balcones.
La noche fue larga, muy larga en este barrio de la capital aragonesa. Un barrio céntrico y tranquilo que se ha visto sorprendido por este suceso. Con los primeros rayos del sol, los agentes siguieron intentado que el hombre saliera de forma pacífica. Por parte de Luis una única petición: hablar con su ex pareja. Algo a lo que los negociadores se negaron hasta que no tirara el arma.
Según su ex pareja, Luis solo quería llamar la atenciónEso sí, tanto Fátima como el hijo de Luis, de 20 años, y su hermana hablaron con él desde el exterior para convencerle de que abandonara el local. Todos los intentos fueron en vano. Él se negaba una y otra vez.
Para su ex pareja su intención no era otra que «llamar la atención». A media mañana aseguró ante los medios de comunicación que sólo buscaba «protagonismo» y no le creyó «capaz de disparar a nadie». Mucho menos esperaba el fatal desenlace.
Durante todo el día se desplegó en la zona un amplio dispositivo policial: con agentes del Grupo de Operaciones Especiales (similares a los GEO), efectivos de la Policía Local de Zaragoza, de la Policía Nacional, negociadores y una ambulancia.
El desenlace fatal
A eso de las seis de la tarde y tras muchas horas atrincherado, los agentes del Grupo de Operaciones Especiales irrumpieron en el local. Lo hicieron con máscaras antigases, con chalecos antibalas y provistos de escudos protectores. Poco después de su entrada, desde la calle se pudieron escuchar varias detonaciones. Eran gases y granadas paralizantes. Su objetivo: hacer que Luis tuviera abandonar el local para tomar aire.
Sin embargo, lograron todo lo contrario. Y es que el hombre se escondió en un pequeño cuarto dentro del bar, donde permaneció atrincherado durante unos 20 minutos. Al final Luis se quitó la vida.
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