La Muela: el «oasis» aragonés arruinado por la corrupción
Este pequeño municipio, que vivió en la abundancia de dinero público a la par que campaba en él la corrupción política, se enfrenta ahora a una situación económica llena de números rojos que obligan a cerrar servicios
Y. AZNAR
La prosperidad que hace tan solo unos años se vislumbraba en la localidad zaragozana de La Muela ha dejado paso al ocaso. Las arcas municipales están bajo mínimos y el Ayuntamiento se ha visto obligado a cortar de raíz muchos de los privilegios y servicios ... de los que gozaban hasta hace bien poco los vecinos de esta localidad zaragozana. A esto hay que añadir la sombra de la corrupción.
El 18 de marzo de 2009 la tranquilidad de este municipio, ubicado a escasos kilómetros de la capital aragonesa, se vio sacudida por el inicio de la «Operación Molinos», la que hasta el momento es la mayor trama de corrupción urbanística destapada en Aragón. Una trama en la que hay 45 imputados que suman 184 delitos. La corrupción irrumpió así como una pesada losa para esta localidad y echó por tierra de golpe todo ese pasado de prosperidad.
En estos momentos, el dinero escasea en las arcas municipales de La Muela, un municipio que, en la segunda mitad de los años 90, surgió como un auténtico oasis económico. El Ayuntamiento organizaba viajes al Caribe para los vecinos y había ayudas municipales de todo tipo. A esto hay que sumar las inversiones multimillonarias que hizo en unos años. Se construyó un gran auditorio donde llegó a actuar Julio Iglesias; una plaza de toros por cuyo ruedo han pasado las primeras figuras del toreo. Y por si fuera poco se hizo un complejo deportivo con piscinas climatizadas y spa y tres museos: uno dedicado al viento, otro al aceite y otro a la vida.
No se escatimaba en gastos y se presumía de unas arcas municipales sobrantes. Unas arcas públicas que, según contaban entonces, se nutrían gracias, en gran medida al viento. Sí, al aire. Y es que los 500 molinos que hay instalados en la localidad eran, según su alcaldesa María Victoria Pinilla, el principal motor económico del municipio.
Ahora, con el paso de los años, toda esa prosperidad parece haber sido solo un sueño, un espejismo, un oasis en medio del desierto. Y es que la época de vacas gordas se vio truncada por completo. La consecuencia más inmediata: el Ayuntamiento no puede correr con los gastos de servicios que hasta hace unos años eran básicos en la localidad.
Y llegó el ocaso...
Por ejemplo, el flamante centro deportivo que incluye piscinas al aire libre, cubiertas, canchas, un campo de fútbol, saunas, jacuzzi y gimnasio. Unas instalaciones que costaron en su momento cerca de 20 millones de euros y que con la delicada situación de las arcas públicas se hacen muy costosas de mantener. De momento, la piscina climatizada está cerrada.
Atrás han quedado ya los años en los que el Ayuntamiento regido por Pinilla presumía de bonanza económica ante toda España. Tras su salida del Consistorio la deuda municipal superaba los 24 millones de euros. Es decir, casi cinco mil euros por vecino.
Así se empezaba a encontrar respuesta a una pregunta que rondaba durante años en la cabeza de muchos: cómo un municipio de apenas 5.000 habitantes podía tener un espectacular auditorio, una plaza de toros y un centro deportivo con piscina climatizada. Por no contar su Aviapark de pájaros exóticos y sus tres museos.
Una trama corrupta
Tras una ardua investigación, el juez ha imputado a 45 personas por 184 delitos, entre ellos malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, prevaricación, cohecho, falsedad documental o delitos contra la Hacienda Pública. Los imputados con más cargos son Pinilla y su primo Carmelo Aured. La primera acumula 28 delitos y el segundo 14.
Entre los delitos que el juez le achaca a Pinilla está, por ejemplo, haber destinado durante su mandato recursos públicos para pagar gastos particulares. Según aparece en las diligencias abiertas, llegó a comprar tres teléfonos móviles por los que pagó 1.100 euros; gastó 660 euros en comidas o 600 euros en unas gafas.
Además, acusa a la exalcaldesa y a su familia –su marido, hijos y hermana– de blanqueo de capitales. El juez asegura que «cuentan con un patrimonio que no se corresponde con la actividad económica que desempeñan ni con lo que declaran anualmente ante la Hacienda Pública». Un patrimonio que ha engordado principalmente durante los 24 años que Pinilla fue alcaldesa de La Muela.
Para el juez, «el patrimonio que han logrado reunir en los últimos años es desproporcionado en comparación con los ingresos que declaran percibir». Entre sus propiedades figuran viviendas, locales comerciales y diversas plazas de aparcamiento en La Muela; viviendas en Zaragoza y una exclusiva residencia en la urbanización de Sotogrande (Cádiz). Además tienen una villa en la República Dominicana, dos viviendas en Manilva (Málaga), varias naves industriales, distintas fincas rústicas y vehículos de alta gama.
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