Terra Mítica cumple quince años como la eterna promesa del ocio de la Comunidad

La Generalitat y las extintas Bancaja y CAMse unieron con el ambicioso plan de crear un parque temático que fuese el polo de atracción de diversión y ocio que complementase la oferta de sol y playa de la Comunidad Valenciana. Tras no fructificar las negociaciones con Disney, que a principios de los 90 eligió París para su sucursal europea, el Consell se sacó la espina dando a Benidorm el honor de acoger el proyecto. La inauguración, en julio del año 2000, insufló una ilusión que poco a poco fue deshinchándose.

El parque, como los procesos judiciales demostrarían más adelante , nació envuelto por sucesos que ponían en entredicho el orgullo que en teoría suponía el complejo para la ciudadanía. Facturas supuestamente sobredimensionadas, sobrecostes nunca justificados, estafas, blanqueo de capitales, fraudes fiscales o falsedades documentales salpicaron sombríamente los inicios del funcionamiento y construcción de Terra Mítica , con escabrosos detalles como el indigente alcohólico que facturó más de un millón de euros al parque durante su puesta a punto.

Prácticamente desde el momento de su apertura, el parque temático no ha alcanzado la previsión de visitantes . Esta carrera contracorriente desde el primer momento ha supuesto una constante vocación innovadora y reformista en la oferta disponible. Con la inamovible base de las civilizaciones antiguas, el concepto del complejo lúdico ha ido virando: por un lado, el abanico de opciones ha sido ágil y diverso , por otro, ha privado al parque de la brújula de una dirección definida.

Lo que en un principio era una clara apuesta por competir con Port Aventura y su oferta de atracciones fue poco a poco transformándose para ofrecer una propuesta más familiar y basada en los espectáculos y la cultura. Con una causa todavía abierta, diez años de investigaciones y 38 personas en el banquillo de los acusados el parque sigue su curso, ahora en manos privadas , para alcanzar su objetivo inicial.