opinión
Francisco G. Seijo, asignatura pendiente
«Sabios de lo alicantino como Vicente Ramos siempre me hablaron bien de él. Ya no será posible conocerlo personalmente»
No hay excusa, pero se me escapo. Llevaba cerca de un año con su nombre en el tintero para proponerle una de las entrevistas dominicales que me honro en firmar en nuestro ABC de Alicante . Se me quedó tan pendiente como la última llamada a Pepe Bauzá o a Enrique Lledó que nunca llegué a marcar. Había preguntado por él y las informaciones eran contradictorias: algunos decían que Francisco G. Seijo Alonso ya no estaba entre nosotros desde hacía tiempo y otros que marchó a su Galicia natal. Y resulta que agotaba sus días a cinco minutos de casa, en playa de San Juan. Falleció hace un par de semanas y resulta sorprendente –para mal– la ausencia de menciones públicas a la labor de este escritor e investigador que conocía la provincia de Alicante infinitamente mejor que muchos propios. Más cuando colaboró durante años con la prensa local y fue autor, entre su ingente producción bibliográfica, de obras de referencia como «La cocina alicantina», tan ‘in’ ahora el tema gastronómico entre los más modernos y ‘cool’ del barrio, y joyas como el libro-objeto ilustrado por Gastón Castelló.
Sabios de lo alicantino como Vicente Ramos siempre me hablaron bien de Seijo y conocerlo personalmente es ya una asignatura suspensa. A ver si me reconcilio con la enésima lectura de su «Guía secreta de Alicante», cuyas páginas tengo pasaditas de tanto manosear y que me descubrió Gaspar Peral en su torre de la huerta. Inolvidables sus postales de nuestros rincones. Miro hacia la noche que ilumina la escultura de Sempere en La Isleta y rememoro su descripción de la «Albufereta-city» de los sesenta y setenta. Qué bien lo hacía. Sus familiares pueden sentirse muy orgullosos.
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