El cambio será efectivo exactamente a las 3 de la madrugada del sábado, 24 al domingo, 25, cuando volverán a ser las dos. De esta manera se inicia la nueva etapa que durará hasta la próxima primavera y que hace las jornadas aún más pequeñas. Si bien es cierto que amanece antes, también hay que despedir al sol de una manera más temprana.
La alteración horaria obedece a una directiva europea que afecta a todos los Estados miembro de la Unión. La práctica de atrasar el reloj una hora en invierno y adelantarlo en verano se generalizó de forma desigual a partir de 1974, al producirse la primera crisis del petróleo en cuya respuesta algunos países decidieron adelantar el reloj una hora para poder aprovechar mejor la luz del sol y, gracias a ello, consumir menos electricidad en iluminación. Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años, según explica el Ministerio de Industria, Energía y Turismo en un comunicado.
La medida la han adoptado todos los países industrializados a excepción de Japón. En total son setenta en todo el mundo y afecta de la misma forma a aquellos que tienen distintos husos horarios como es el caso de España.
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