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EL BURLADERO

No hay huevos

Siempre se les puede decir que quien quiere tortilla antes o después tendrá que romper los huevos

Carlos Herrera

Da igual. Por muchos avisos que mandes acerca de la ruina que supone sentirse independientes –y serlo, evidentemente– nada cambiará la opinión de los que viven en la lluvia de azufre de la química sentimentaloide. Es inútil confrontar racionalidad con sentimentalidad: gana la puesta en ... escena, la épica pequeña de cuarto de baño, la ensoñación infantil. Les han prometido la Arcadia Permanente y se lo han creído, y ante eso no hay Junker que valga, ni Merkel, ni Cameron, ni Obama, ni la madre que los crió. Presumen de ser una colectividad guiada por el «seny» y son, en su mitad más expresiva, unos adolescentes inmaduros ensimismados en melancolías absurdas. La otra mitad, salvo meritorias excepciones, no saca la cabeza del agua por temor a la exposición al sol: y no acaban de entender que así, aunque se evite la insolación, lo más probable es perecer ahogado.

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