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EL BURLADERO

Zabludovsky

El narrador de los aconteceres mexicanos durante los últimos cincuenta años

Carlos Herrera

Ha muerto, como saben, Jacobo Zabludovsky. Puede, en cambio, que no supieran bien quién era Jacobo Zabludovsky, la voz de México, el narrador de los aconteceres mexicanos durante los últimos cincuenta años. Simplemente Jacobo para los aztecas. Anduvo cerca de tres décadas dirigiendo y presentando ... en la Televisa de los Azcárraga el informativo más trascendental del país: 24 Horas. Entrevistó a todo lo entrevistable, narró todo lo narrable y creó una escuela de periodistas a los que educó desde los primeros pasos. Alguno de ellos, como Joaquín López Dóriga –nacido en Madrid, por cierto y causante en alguna medida de su salida de Televisa al haber sido designado responsable informativo en contra de la candidatura de su hijo Abraham– o Guillermo Ortega, son columnas dóricas del periodismo de ese apasionante país. En México siempre fue acusado por una parte de la opinión pública de ser vocero de la «dictadura perfecta», como calificaba Vargas Llosa al régimen del PRI, ese redivivo partido que puede ser a la vez revolucionario e institucional. Sea como fuere, el Jacobo de las enormes gafas cuadradas era una referencia americana de la comunicación, además de un caballero amable al más puro estilo mexicano del trato, esa elegancia y cortesía que igual se demuestra al cederte un asiento o al secuestrarte. Su nombre significa en el país norteamericano (conviene recordar que México está en América del Norte) una referencia algo más que sentimental, muy por encima de los que significaron grandes nombres de la comunicación televisiva y radiofónica como Luis Spota o Guillermo «Memo» Ochoa. Spota era un polifacético activísimo y murió poco antes del terremoto del 85 en el DF, aquél que transmitió en directo Ochoa en su programa matinal «Hoy Mismo» ya que la sacudida le sorprendió en directo, y seguro que hay videos por ahí confirmando lo dicho. Zabludovsky fue uno de los grandes narradores de aquella tragedia que tuvo su epicentro en el Pacífico, costas de Michoacán, y que tuvo especial relevancia en el Distrito federal, a pesar de la distancia, por aquello tan cantado de «México en una laguna».

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