POSTALES
Lecciones compostelanas
Podemos estar seguros de que Rajoy no se moverá de su posición
José María Carrascal
Espero que los catalanes, en su euforia nacionalista, no se hayan olvidado de la regla de tres y echen las siguientes cuentas: si Angela Merkel apoya sin grietas la política de Rajoy hacia el independentismo, y si la canciller alemana es quien decide en Bruselas, ... Cataluña puede despedirse de la Unión Europea, del euro y de todas las regalías consiguientes de seguir por ese camino. O sea, que mejor lo piensen bien. Una cosa es soñar despiertos y otra dar la vuelta a la realidad, que es muy dura y no se deja alterar con mentiras como las que han venido contándoles, sean históricas o morales. Uno de los que parece empezar a comprenderlo es el propio Mas, que se acerca a la línea fluctuante de Durán Lleida –diciendo sí a la consulta, pero con condicionantes–, mientras se aleja del pétreo sí o sí de Junqueras. Todo indica que de aquí al 9 de noviembre, tales vaivenes no harán más que ampliarse hasta resultar que la consulta podrá posponerse si no es legal, «como ya habíamos dicho», nos dirán, entendiendo por tal que el Tribunal Constitucional la prohíba. Aunque todo es posible andando por medio algo tan irracional como el nacionalismo. De lo que, en cambio, podemos estar seguros es de que Rajoy no se moverá de su posición, incluso reafirmado en ella.
Otro de los que debería tomar nota de lo ocurrido en Santiago es Pedro Sánchez. Todas las esperanzas de renovación, buen criterio y política de Estado puestas en ese chico cuando presentó su candidatura a la Secretaría General del PSOE se están reduciendo cada vez que abre la boca. Su primera metedura de pata fue cuando acababa de tomar posesión del cargo: la oposición frontal a Juncker como presidente de la Comisión Europea, apoyado por el resto de los socialistas y rechazado por los euroescépticos. La última, presentarse en Santiago para intentar decir a la canciller alemana cómo tiene que llevarse la política y la economía europeas. Se necesita muy poca cabeza o mucha arrogancia –posiblemente, ambas cosas– para ponerse a dictar las directrices de la Comunidad desde la secretaría general de un partido de la oposición en cuarto menguante y desde un país que necesita todo la ayuda que pueda recibir, y más. Lo de Juncker se le perdonó por lo novato. Pero a estas alturas ha tenido tiempo de enterarse de cómo funciona Bruselas. Y España. Su colega y rival Carmen Chacón ha anunciado su participación en la Diada convocada por la Sociedad Civil Catalana en Tarragona, a celebrar paralelamente a la de Barcelona, por los catalanes que se sienten también españoles. Actitud bastante más digna e inteligente por parte de la que quiso liderar el desarbolado socialismo español y, posiblemente, no haya perdido la esperanza de hacerlo.
Mientras Sánchez da la impresión de estar paralizado por el miedo a Podemos. Mal consejero. Si quiere competir por la izquierda, el de la coleta la ganará siempre. Roosevelt decía: de lo único que tenemos que tener miedo es al miedo.
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