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VIDAS EJEMPLARES

Vida de tertuliano

NO ha rayado el alba. En su adosado de un barrio residencial, el tertuliano apaga el despertador con un manotazo irritado. Le cuesta un imperio dejar la piltra. Apenas ha apurado seis horas de sueño, pues anoche le tocó debate nocturno en la tele. Hoy, ... a las ocho, primera tertulia del día, en una radio del centro. Se afeita, legañoso, escuchando las noticias. Las piratadas de Bárcenas y Urdangarín, la julandronada del día de Mas; Obama, que lo graba todo; Messi, ¡qué picarón!.. Desayuna. En una mano una galleta, en la otra un iPad con chorretones de café. Un cigarro de espabilación nicotítica y lectura en diagonal de la prensa, digerida en diez minutos. El tertuliano se lava los dientes, se riega con colonia, sonríe ante el espejo y sube a su coche. En el atascazo va zapeando para enterarse de qué pasa. Llega a la radio. El primer tema es el suelo de las hipotecas. Sabe del asunto lo mismo que de la cría de la oca. Pero como habla de tercero, va escuchando a los otros, que parece que se lo han chapado. Cuando le toca, ahueca la voz y repitiendo lo que acaba de oír salva el embolado. «Son ya muchas horas de vuelo», piensa ufano. Luego llegan temas sencillos: ¿Quiere Cifuentes hacerle la cama a Botella? ¿Es Obama como Zapatero? ¿Hay que cerrar la tele griega?… El tertuliano, persona polivalente, enciclopédica, da un recital de elocuencia en todo.

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